Devoción: mantén todas las puertas abiertas
«La devoción», dice Sadhguru, «significa mantener todas las puertas y las ventanas abiertas, para que uno esté siempre disponible para recibir la gracia».
Aunque tratemos de invitar a lo Divino a nuestras vidas de muchas maneras, ¿cómo sabremos que llegó? Sadhguru nos recuerda que uno no puede decir en qué forma ni de qué manera llegará la gracia. «La devoción», dice, «significa mantener todas las puertas y las ventanas abiertas, para que uno esté siempre disponible para recibir la gracia».
Sadhguru: Una vez que uno comienza a transformar su energía en una posibilidad más elevada, en una posibilidad más sutil, uno no puede decir de cuántas maneras ni de cuántas formas llegará aquello que es la fuente de la existencia. Esta ha sido la experiencia de todos aquellos seres que han permitido que la gracia sea la parte más significativa de su vida. En qué forma y de qué manera llega, nunca lo puedes decir. Por eso, es muy importante mantener todas las puertas abiertas, mantener todas las ventanas abiertas, mantener todo abierto, sin tener ideas preconcebidas acerca de «Esto no puede ser eso, eso no puede ser esto», porque ese es el mayor impedimento. Puede venir en forma de abeja. ¿Qué estuviste haciendo todo este tiempo? Solo estabas «bzzz-siendo». Si lo Divino se te acerca en forma de abeja, le dirás: «¡No, ven como un avispón!». No te hagas eso a ti mismo.
En qué forma viene
Eso es lo que significa la devoción: que todas las puertas están abiertas. «¿Cómo lo sabré? Puedo estar haciendo algo estúpido al mantener todas las puertas abiertas». Es posible que hagas algo estúpido. Sin embargo, mantener las puertas cerradas es lo más estúpido que puedes hacer. Ahora mismo, si sopla suavemente la brisa desde una dirección en particular, si miras en esa dirección, hay una gran cantidad de industrias y personas y todo tipo de cosas que pueden estar lanzando veneno. Ahora no tienes elección. Digamos que piensas: «Si mantengo esto abierto, ese veneno puede venir y entrar en mis fosas nasales y matarme», y cierras ambas fosas nasales. Ahora, no necesitas que el veneno te mate, tú mismo eres suficiente. Si tus puertas están cerradas, no estarás disponible para el proceso de la gracia. Sin la nutrición de la gracia, para alguien que está intentando alcanzar su naturaleza suprema, no sería correcto decir imposible, pero no es probable. ¿Es imposible poner una escalera hasta el sol y subir? Probablemente, nunca sucederá, pero no podemos asegurarlo, porque quién sabe qué clase de fabricante de escaleras eres.
Así que, no sabes en qué forma viene. No llevará un cartel. Esta abeja no habrá escrito en su frente: «Soy un agente divino». No viene así; simplemente viene como una abeja, como debería venir una abeja. No vendrá anunciándolo en voz alta. Vendrá como la suave brisa. Esa es la única razón por la que la humanidad lo ha pasado por alto, porque no viene con una etiqueta adjunta. Hoy, la gente se ha vuelto así, que, a menos que haya una etiqueta y detalles del contenido, no tocarán nada. Sin embargo, la gracia no viene así. Simplemente, viene como una brisa suave. Puede venir como una abeja o puede venir como una mosca. Entonces, estar en un estado de devoción es una manera sencilla de recibirla. Estar en un estado de defensa es una manera sencilla de evitarla. Tu problema es solo este: estás demasiado perdido en tu instinto de autopreservación. Este instinto de autopreservación es un escudo contra todo. La devoción significa estar desprovisto de eso, estar simplemente aquí.
La buena suerte
A un hombre de 90 años le hicieron una gran fiesta de cumpleaños en un restaurante. Invitaron a mucha gente. Estaba muy emocionado y fue. Cuando sirvieron la comida, se dio cuenta de que había venido sin su dentadura postiza. Dijo: «Olvidé ponerme la dentadura postiza; así que lo único que puedo comer es la sopa». El hombre que estaba sentado a su lado le dijo: «No hay problema, viejo», y sacó una dentadura postiza y se la dio. Se la probó, pero le quedaba demasiado justa. Él dijo: «No, está demasiado ajustada para mí». El hombre la tomó de vuelta y sacó otra y dijo: «Prueba esta, viejo». Se la probó. Dijo: «Es demasiado grande». La guardó y sacó otra y se la dio. Esta encajaba razonablemente bien. Dijo: «Muchas gracias», y terminó su cena. Luego, se quitó la dentadura postiza, la lavó y se la devolvió al hombre y le dijo: «Realmente, hoy es mi día de suerte. No sé si veré otro cumpleaños. Realmente, es una suerte que un dentista estuviera sentado a mi lado, de lo contrario, ¿qué habría hecho con esta buena cena?». Ese hombre dijo: «No, no soy un dentista, soy un sepulturero».
Así que, en qué forma venga, no importa. En ese momento, tuviste tu dentadura postiza. Eso es todo lo que importa, ¿verdad? La devoción significa que estás abierto a la posibilidad de la vida. «Oh, si alguien me estafa, ¿qué hago?». Si alguien te estafa, al menos, puedes morir maldiciendo. Si te estafaste a ti mismo con tu propia vida, ¿a quién demonios vas a maldecir? Es como el golf. Si fuera cricket, si fuera béisbol, habrías maldecido a alguien. Pero es como el golf, ¿a quién maldices? Solo tienes que maldecirte a ti mismo. No hay nadie más a quien maldecir. Así que, es mejor que, al menos, mueras maldiciendo a alguien en lugar de no saber a quién maldecir. Y, si te has estafado a ti mismo con tu propia vida, las posibilidades de que alguien te estafe son mínimas. Ese es un riesgo que tenemos que tomar en la vida. Podemos estar alerta a unas cuantas cosas, pero seguir abiertos.
El salto
El asunto de arriesgarse es así —volviendo al juego—: si oyes un «tak» y, luego: «Maldita sea», eso es golf. Si dices: «Maldita sea» y luego te conviertes en un «tak», eso se llama paracaidismo. ¿Cuál es mejor? Tak, maldita sea: está bien; al menos, lo hiciste. La bola no llegó al hoyo, pero, al menos, la golpeaste. Es mejor que la vida te suceda; tal vez, no exactamente como pensabas que sucedería, pero, al menos, te sucedió. Si no dejas que suceda por miedo a que no ocurra como crees que debería suceder, es un crimen horrible. De hecho, si sucede de una manera que nunca pensaste que ocurriría, usualmente, es una mejor manera de la que pensabas. Si sabes cómo mantener la estabilidad de tu mente y la dulzura de tu emoción, entonces, de cualquier manera que suceda, es una manera hermosa. Sin embargo, si tu mente se vuelve inestable y las emociones se vuelven desagradables, es cuando todo ha salido mal. Si se mantienen estas dos cosas, entonces no importa qué eventos estén sucediendo en tu vida, eres muy estable en tu mente y muy dulce en tu emoción. ¿No es algo hermoso, pase lo que pase?
Si saltaste y tu paracaídas no se abrió, pero estás estable en tu mente y dulce en tu emoción, ¿no es una experiencia hermosa? No conocerás el ¡tak! Son solo los otros los que tienen que sufrir eso, no tú. Pero, al menos, aún disfrutas de la caída; la parada, no la conocerás. He estado cerca de esas situaciones, así que lo sé. No la conocerás; pero, con una emoción dulce y una mente estable, simplemente caer del cielo, ¿sabes qué experiencia fantástica es? Nunca se sabe, de todos modos, el planeta se está moviendo, puede que falles. Eres capaz de fallar un blanco en movimiento. Hay algunos riesgos de mantener las puertas abiertas, sí, pero el gran riesgo de nunca permitir que la vida suceda, ese riesgo desapareció.
¿Un ladrón divino?
¿Cuántas veces en tu vida fuiste estafado por alguien? ¿Tal vez, una o dos veces? Si trabajas en Wall Street, tal vez, cinco veces. De los miles y miles que has conocido, si cinco personas intentaron estafarte, eso no es gran cosa, ¿verdad? No estoy diciendo que tu inteligencia se deba ir a dormir. Pero, solo si tienes tus puertas abiertas, se volverá necesario mantener tu inteligencia activa todo el tiempo. Estarás alerta a todo. Sin embargo, si cierras tus puertas, también pondrás a dormir tu inteligencia; esto sucederá de manera invariable.
No sabes en qué forma vendrá. Lo divino podría venir en la forma de un ladrón. Ha habido muchas historias en las que, incluso si llega un ladrón, un santo o sabio le da la bienvenida y le pide que se lleve lo que hay allí, todo ese tipo de cosas. No está siendo un tonto; simplemente, no quiere arriesgarse. Simplemente, en caso de que Dios viniera en forma de ladrón, no quiere perdérselo. Incluso, si realmente vino solo un ladrón, si lo tratas como a un Dios, quién sabe, el tipo puede transformarse ahí mismo; ha sucedido muchas veces. No es que Dios vaya a disfrazarse como un ladrón y venga; es tu habilidad para sacar lo divino incluso del ser humano más terrible que veas. Lo tiene bien disimulado. Es asunto tuyo sacarlo, para que, dondequiera que lo veas, no se te escape.
Abrir todas las sucursales
Así que, eso es la devoción: una bomba de succión. Si eres un devoto, te vacía de ti. Tú no existes, entonces, eres como un vacío. Donde quiera que esté, tiene que salir. Ya sea un árbol, un pájaro, un animal, un hombre o una abeja, tiene que salir. No puede escapar. Así que, si esto va bien, entonces puedes abrirte más. Una vez sucedió; en las calles de San Francisco, había un mendigo. Todos los días, el mendigo se sentaba afuera de un restaurante, y un hombre de negocios venía todos los días a desayunar. Cuando salía, este mendigo siempre extendía su mano y el hombre de negocios, cualquier dinero suelto que tuviera, se lo daba y se iba. Luego, un día, se dio cuenta de que el mendigo, en lugar de extender una mano, estaba extendiendo ambas manos. Se detuvo y le preguntó: «Te he visto todos los días. Durante tantos años, extendías solo una mano; ahora, ¿por qué estás extendiendo las dos manos?». El mendigo dijo: «El negocio ha ido tan bien que decidí abrir una sucursal más». Es hora de que abras todas las sucursales que puedas.
Ahora mismo, el negocio está bien, así que deberían abrirse todas las sucursales. Si no se abren todas, equivale a que estás incapacitado. Es hora de abrir todas las sucursales.
Nota del editor: Encuentra más artículos de Sadhguru sobre la devoción en el Blog de Isha.