Sadhguru: Permíteme contarte un chiste. Una pareja estaba luchando con la decisión de si tener hijos o no. El esposo quería tener hijos. La esposa quería tener un perro en su lugar. No pudieron resolver la discusión, así que fueron a un consejero matrimonial. Dijeron: «No somos capaces de tomar una decisión acerca de si tener hijos o tener un perro. ¿Qué deberíamos hacer?». El consejero matrimonial dijo: «Esto es muy simple. ¿Quieren arruinar sus alfombras o su vida? Ustedes deben decidir».

Tal como la infancia, la niñez, la edad adulta, la madurez y la vejez, la adolescencia es solo una etapa determinada del desarrollo. Estamos intentando segmentarla, pero, en esencia, se trata del viaje de un cuerpo. Algunos sufren problemas de infancia; algunos, problemas de adolescencia; algunos pasan por problemas de madurez; algunos pasan por problemas de vejez. Mirándolo desde esta perspectiva, cada etapa de la vida parece ser un problema. En lugar de verlas como diferentes facetas de la vida, la gente las ve como diferentes problemas.

Hay varios tipos de situaciones en tu vida, y eso es todo lo que son: situaciones. Algunas de ellas puedes manejarlas; algunas de ellas no puedes. A cualquier cosa que no puedes manejar la llamas un problema, en lugar de ver que es solo una situación y tratar de equiparte para manejarla. En el momento en que la llamas problema, la consecuencia natural es una situación desagradable.

#1 Sé un buen amigo

Si lo miras desde la perspectiva del adolescente, todos los días, la vida está cambiando dentro de ti, porque estás creciendo rápidamente y la gente a tu alrededor es incapaz de entenderlo. Por lo general, los abuelos se hacen querer un poco más que los padres, porque ven las cosas con un poco de distancia. Como adolescente, poco a poco vas siendo secuestrado por tus hormonas. La vejez significa que estás siendo liberado de eso, así que, como que lo entienden. Aquellos de ustedes que están en el medio no tienen ni idea. Incluso históricamente, ¡la Edad Media representa un estado mental confuso!

Porque los trajiste al mundo, obtienes el título de madre y padre: no obtendrás el título de amigo. Este tienes que ganártelo, comportándote responsablemente todos los días.

Hay muchos aspectos en los años de adolescencia. Una cosa es que tu inteligencia está siendo secuestrada por tus hormonas. De pronto, el mundo entero se ve diferente. Lo que solían ser solo personas, de repente se están convirtiendo en hombres y mujeres. De un momento a otro, solo estás interesado en la mitad de la humanidad. Es un cambio enorme. Debes entender que esto es nuevo para ellos, y están tratando de asimilarlo.

Si tú fueras un buen amigo y ellos tuvieran problemas, hablarían contigo. Como la mayoría de los padres son pésimos amigos, los hijos hacen otros amigos, y esos amigos les dan sus propios consejos disparatados —ya que ellos se encuentran en el mismo estado—. Lo mejor sería que, si tus hijos tienen un problema, acudieran a ti. Pero no acudirán a ti, si tú crees que eres el jefe. No acudirán a ti, si crees que su vida es de tu propiedad. No acudirán a ti, si eres «ese padre o madre horrible».

Ellos acudirán a ti si eres un buen amigo, porque, cuando tienen problemas, para ellos es natural buscar a un amigo. Así que, desde una temprana edad hasta que cumplan los dieciocho o veinte años, asegúrate de ser su mejor amigo, Tienes que ganártelo. No sucederá solo porque los trajiste al mundo. Porque los trajiste al mundo, obtienes el título de padre o madre: no obtendrás el título de amigo. Este tienes que ganártelo, comportándote responsablemente todos los días.

#2 Hazlos responsables

No hagas tratos con tus adolescentes. Vuélvete disponible para ellos. Hazlos responsables de todo. Por un mes, ten el valor de entregarles tu salario mensual y dales la responsabilidad de administrar la casa. Verás que las cosas cambiarán drásticamente. Si de verdad quieres hacer algo con tus hijos, debes permitir que se expandan, porque eso es todo lo que están tratando de hacer. No es solo su cuerpo lo que está creciendo: también está creciendo el potencial del ser humano. Tienes que dejar que se expandan, en lugar de ver cómo restringirlos.

No creas que la restricción es una buena manera de controlar la vida. La responsabilidad los encaminará.

¡No eduques a tu hijos como si fueran una especie de papanatas a los que tienes que amamantar hasta que tienen quince años! Así es como se está formando a los hijos hoy en día. Actúan como bebés, incluso cuando tienen doce, trece, quince años. Muchos de ellos se están volviendo así en estos días. Antes no era así, en este país. Cuando la gente crecía en familias articuladas, no era así; para cuando cumplían los seis o siete años, ya estaban bien. Ahora se están volviendo totalmente indefensos y emocionalmente dispersos. Debe desaparecer esta idea de que los hijos que están creciendo son un gran problema. Si alguien dice que tiene un adolescente en casa, se supone que debemos entender que tienen un gran problema en casa. No es cierto.

Mi hija también fue adolescente; la gente no paraba de preguntarme: «¿No tienes ningún problema?». ¿Qué problemas? ¿Es ella una bomba o algo así? Ella está simplemente bien, porque yo no la trato como a una bebé. La trataba como a mi igual. Cuando ella tenía cuatro o cinco años, le pedía su opinión: «De acuerdo, haremos esto, ¿qué te parece?». Muchas, muchas veces, ella salía con soluciones increíbles que a la mayoría de los adultos nunca se les hubieran ocurrido. Esto no significa que la niña sea una clase de genio especial. Si lo permites, todo niño es un genio. Tú los conviertes en un tipo de disparate mecánico porque los quieres poner en un formato fijo. Si no fijas un formato así, verás que todo niño es capaz de esto.

Si intentas restringir a tus hijos, tendrás problemas enormes. Si tienes chicos, tendrás un tipo de problemas. Si tienes chicas, tendrás otro tipo de problemas. No creas que la restricción es una buena manera de controlar la vida. La responsabilidad los encaminará. Como he dicho, entrégales tu dinero y diles que lo administren este mes: tú estás de vacaciones. Si tienes miedo de que vayan y se lo gasten todo: si lo hacen, lo que te suceda a ti también les sucederá a ellos. Deja que pasen por esto durante un mes. Por supuesto, puedes guardar algo de reserva; pero, hazles entender que, si se gastan todo el dinero, no habrá desayuno mañana por la mañana. Es mejor aprender en un ambiente protegido, amoroso, que afuera en la calle.

#3 Deja de elogiar la indefensión

Tus hijos están creciendo y se están convirtiendo en adolescentes: eso debería ser un evento alegre. Pero te angustia que estén creciendo. Por desgracia, hemos ensalzado la infancia y la niñez, que son etapas indefensas de la vida. Cuando los hijos son pequeños, están indefensos y te buscan para todo. Piensas que tus hijos son mágicos porque están indefensos. Imagina que el bebé saliera de ti, se parara y dijera: «Oye, tú, ¿quién diablos eres?». No te gustaría este bebé. Pero les toma unos catorce o quince años hacer esa pregunta. De hecho, eso es todo lo que un adolescente está preguntando: «Está bien, ¿quién diablos eres tú?».

A los ojos de los jóvenes y enérgicos adolescentes, los padres —que piensan que sus hijos aún deben estar gateando alrededor suyo—, se ven ridículos.

Si ensalzas la niñez, esta etapa indefensa de la vida en la que sin la ayuda de otra persona no podemos existir, permanecerás indefenso para siempre. Como las personas se acostumbran a que sus hijos sean criaturas indefensas, cuando llegan a la así llamada edad «adolescente» y comienzan a valerse por sí mismos, a la gente no le gusta.

Si quieres ser alguien significativo para esa nueva vida, no debes tener límites definidos sobre quién eres. Cuando el niño era un infante y gateaba, tú gateabas junto a él. Ahora, cuando el adolescente quiere bailar, girar y moverse de un lado a otro, debes ser capaz de bailar, girar y moverte con él. Si aún quieres gatear con él, no está interesado. A los ojos de los jóvenes y enérgicos adolescentes, los padres —que piensan que sus hijos aún deben estar gateando alrededor suyo—, se ven ridículos.

#4 No seas su dueño; inclúyelos.

Abandona esta idea de que tu hijo te pertenece. Si piensas que estos hijos te pertenecen, cuando lleguen a la adolescencia, ellos te lo harán saber a su propia manera: «Maldita sea, no te pertenezco». Eso es todo lo que están intentando decirte, lo cual no eres capaz de digerir. Otra vida no te pertenece. Si otra vida ha elegido estar contigo, por favor aprecia eso. Es una cosa tremenda. Ya sea tu esposo, tu esposa o tus hijos: valora el hecho de que otra vida ha elegido llegar a través de ti o estar contigo. No te pertenecen en ningún sentido. Si no lo comprendes ahora, lo comprenderás cuando tú mueras o cuando ellos mueran. No eres su dueño, pero, definitivamente, deberías incluirlos.

#5 Haz algo contigo mismo

Si realmente queremos educar bien a nuestros hijos, ante todo, debemos ver si podemos hacer algo con nosotros mismos. Todas las personas que deseen ser padres deben llevar a cabo un simple experimento. Siéntate y observa qué es lo que no está bien en tu vida y qué sería bueno para tu vida —no en el mundo exterior, porque eso necesita cooperación de los demás, sino en ti—. Mira si puedes manifestar eso en los próximos tres meses.

Todas las personas que deseen ser padres deben llevar a cabo un simple experimento.

Algo acerca de ti —tu propio comportamiento, tu forma de hablar, tus modos de actuar y tus hábitos—, si puedes cambiarlos en tres meses, entonces manejarás a tu hijo o hija también con sabiduría. De lo contrario, te guiarás por algún consejo de otra persona. No hace falta ninguna asesoría. Hay que observar a cada niño en particular para saber qué se debe y qué no se debe hacer con ese individuo en particular. No puedes hacer las mismas cosas con todos los hijos, porque cada uno de ellos es un acontecimiento único.

Nota del editor: Encuentra más de la sabiduría de Sadhguru sobre ser padres en el libro «Inspire Your Child, Inspire the World» («Inspira a tu hijo, Inspira al mundo»). Ingresa «0» en el campo de precio para una descarga gratuita. (Aún no está disponible en español).