Sadhguru: Nadie es incapaz de conocerla. Si fueras incapaz de conocerla, yo no perdería mi tiempo contigo; créeme, soy muy implacable con esas cosas. Si eres completamente incapaz, no eres una posibilidad, entonces no perderé ni un momento contigo. ¿Me has visto alguna vez tratando de enseñarles meditación a los sapos? Nunca he perdido un momento con ellos —excepto en la clase de biología—, porque no veo la posibilidad en ellos.

Es mejor ver qué estás haciendo para estar reacio

No es una cuestión de capacidad, sino de estar dispuesto. Otra persona no puede darte la disposición: esa es tu parte del trato. Pueden servirte la cena; pero, a menos que estés dispuesto a comer, solo te la pueden servir; puede que te digan: «Por favor», pero más allá de eso, no funciona.

Esto también es lo mismo, pero mucho más sutil. Únicamente podemos ofrecértelo. Eres tú quien tiene que estar dispuesto. No hay otra manera. Ahora, naturalmente, la pregunta es: «¿Qué debo hacer para estar dispuesto?». En lugar de eso, es mejor ver qué estás haciendo para no estar dispuesto.

La naturaleza de la vida es la buena disposición. Ahora mismo, puede que no te guste la persona que está sentada a tu lado; pero, aun así, estás dispuesto a inhalar lo que ella exhala. Incluso lo que exhala tu suegra ¡tú lo inhalas! Normalmente, cuando alguien que no te gusta está cerca, respiras con intensidad. Así que, especialmente si tu suegra está cerca, ¡estás inhalando mucho más de lo habitual!

Una cosita

El mismo proceso de la vida es una buena disposición, no solo en el nivel de la respiración. Si desciendes al nivel atómico, hay una transacción constante con el resto de la existencia. Todo lo que llamas «vida» es un proceso de buena disposición. El único lugar en el que puedes elegir si estar dispuesto o no es en tu mente, y lo estás arruinando.

Yo me ocuparé de la totalidad de la existencia por ti, pero esta única cosa —tu mente—, debes manejarla tú.

Si hicieras que tu cuerpo, tu respiración, tu corazón, tu hígado o tus riñones se volvieran reacios, estarías muerto. La naturaleza se reservó para sí misma todo lo que es vital para tu vida. Solo te dio una cosita, pero, incluso eso, quieres echarlo a perder. La única cosa que tienes es tu mente. Puedes volverla tanto dispuesta como reacia al proceso de la vida. Con todo lo demás no tienes opción: de cualquier modo está dispuesto.

Yo me ocuparé de la totalidad de la existencia por ti, pero esta única cosa —tu mente—, debes manejarla tú. Tu mente no debe adoptar posiciones de no estar dispuesta. «No, no; quiero hacerlo, pero...». Ese «pero» es el no estar dispuesto. Tienes que manejar ese «pero». Para eliminar ese «pero», debes examinar claramente tu vida: ¿por qué es que estás aquí?

Cosa de monos

Esta es una pregunta que muchas personas no se toman ni dos instantes para hacerse. Si te das un poco de tiempo —si simplemente te sientas durante 24 horas sin complacer a tu familia, sin entretenerte con la televisión o con un libro, o sin mirar por la ventana—, si simplemente te sientas durante 24 horas, esta pregunta te confrontará de una manera tremenda. «¿Qué diablos soy?». No puedes evitarla.

La naturaleza humana es estar activo de forma consciente, actuando según sea necesario.

Pero no te concedes esos pocos momentos a ti mismo. Te mantienes ocupado, no porque el mundo necesite tu trabajo. El mundo se las puede arreglar sin ti, seas lo que seas. El mundo se las puede arreglar tanto sin ti como sin mí. Tú lo estás haciendo, no porque el mundo lo necesite; lo haces porque tu actividad es compulsiva. No puedes detenerla. Solo inténtalo y mira si puedes detener todo lo que estás haciendo en tu cuerpo y en tu mente.

Hacer algo compulsivamente es la naturaleza de los primates: es cosa de monos. La naturaleza humana es estar activo de forma consciente, actuando según sea necesario. Hay muchas cosas que necesitan hacerse, pero nadie está interesado en hacerlas. Todos están interesados en hacer algo solo por hacerlo. Esto, de ninguna manera, está mejorando las vidas de las personas.

El verdadero bienestar

Observa tu vida y comprueba si eres más o menos feliz desde que empezaste a trabajar. Conseguir ese trabajo era tu sueño. Pero, en diez años de trabajo, ¿eres una persona mucho más alegre que antes de incorporarte? La mayoría de la gente diría que no. Solo observa esto atentamente: «¿Cuál es la naturaleza de mi vida? ¿Qué es a lo que estoy aspirando?». Si te fijas en esto, llegarás a conectarte; no hay otra manera. Tendrás que conseguir conectarte.

Cualquiera que esté genuinamente interesado en el bienestar de quien realmente él o ella es, si tal anhelo surge en tu interior, donde quiera que estés, yo estaré allí contigo. Tienes que concentrarte en tu bienestar supremo. ¿Qué es lo que está anhelando este trozo de vida? Si te fijas en eso, estarás conectado.

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