Sadhguru: Diógenes era un maravilloso y extático mendicante que vivía a la orilla de un río en Grecia. Alguien le había dado un hermoso cuenco para mendigar y él solo llevaba un taparrabos. Mendigaba a las puertas del templo y comía cualquier comida que conseguía. Un día, terminó de comer y caminaba hacia el río cuando un perro lo sobrepasó, corrió río adentro, nadó un poco, llegó a la arena y se revolcó alegremente. Él solo miró esto y pensó «Oh Dios mío, mi vida es peor que la de un perro». Ya estaba extasiado, pero decía que su vida era peor que la de un perro, porque muchas veces había tenido ganas de saltar al río, pero estaba preocupado por mojarse el taparrabos y por lo que podría pasar si dejaba allí el hermoso cuenco para mendigar. Ese día, tiró su cuenco y su taparrabos y vivió totalmente desnudo.   

Un día, estaba tumbado en la orilla del río en un estado de éxtasis, cuando Alejandro pasó por ahí. Alejandro es llamado Alejandro el Grande. Me gustaría añadirle un tercer nombre: Alejandro el Gran Idiota, porque fue una persona que desperdició la vida. Desperdició su vida y la de otras personas. A la edad de dieciséis años empezó a pelear. Durante otros dieciséis años luchó sin parar, matando a miles de personas en su camino. Murió a la edad de treinta y dos años, en una condición muy miserable porque había logrado conquistar solo una mitad del mundo, faltó la otra mitad. Solo un completo idiota puede luchar durante dieciséis años así.

Alejandro es llamado Alejandro el Grande. Me gustaría añadirle un tercer nombre: Alejandro el Gran Idiota, porque fue una persona que desperdició la vida.

Alejandro llegó montando su gran caballo, con sus ropas de emperador y miró hacia abajo a Diógenes quien tenía los ojos cerrados y se revolcaba en la arena en total éxtasis. Alejandro elevó la voz y casi le gritó: «¡Tú, miserable animal. No tienes un pedazo de tela en tu cuerpo. Eres como un animal. ¿Por qué estás tan extasiado?!» Diógenes lo miró y le hizo una pregunta que nadie se hubiera atrevido a hacerle a un emperador. Él preguntó: «¿Te gustaría ser como yo?» Esto impactó tan profundamente a Alejandro que él dijo: «Sí, ¿qué debo hacer?» Diógenes dijo: «Bájate de ese estúpido caballo, quítate esas ropas de emperador y arrójalas al río. La orilla de este río es lo suficientemente grande para ambos. No estoy conquistando todo. También puedes acostarte y sentirte extasiado. ¿Quién te está deteniendo?» Alejandro dijo: «Sí, me encantaría ser como tú, pero no tengo el coraje para hacer lo que tú estás haciendo». 

Los libros de historia siempre te dijeron que Alejandro significa coraje. Sin embargo, Alejandro admitió que no tuvo el coraje de hacer lo que Diógenes estaba haciendo. Así que Alejandro respondió: «Me uniré a ti en la próxima vida». Él lo pospuso para su próxima vida y en su próxima vida, quién sabe, ¡quizás vino como una cucaracha! Has venido con la forma humana con una cierta posibilidad. Si desperdicias eso y crees que vas a lograrlo la próxima vez, ¿quién demonios sabe sobre la próxima vez?   

Por un momento, Alejandro estuvo cerca. Pero luego lo pospuso. Debido a este incidente, un cierto desapasionamiento despertó en él. Perdió la pasión por la batalla hacia el final de su vida, pero aun así luchaba por costumbre. Una vez que perdió la pasión, perdió su energía y murió. Justo antes de su muerte, dio una instrucción muy extraña a su gente. Él dijo, «Cuando me hagan un ataúd, debe haber dos agujeros a cada lado para que mis dos brazos estén fuera del ataúd, solo para mostrarles a todos ustedes que incluso Alejandro el Grande se va con las manos vacías». Esta fue la única cosa sensata que hizo en su vida.

No esperes al último momento para hacer un acto sensato en tu vida. Podría ser demasiado tarde. Este es el momento en que todo está en tus manos. Cuando tus facultades están en tus manos y cuando te ha ido bien en la vida, es el momento de mirar la vida con la mayor profundidad posible; no cuando las cosas han ido mal. La mayoría de la gente mirará su vida con cierta profundidad solo cuando las cosas van mal o les ocurra alguna tragedia. Cuando las cosas han ido mal, puede que estés dispuesto, pero puede que te hayas vuelto incapaz de tener la energía requerida y la concentración. Cuando todo está bien, debes mirar esta vida con la mayor profundidad posible.