Pregunta: Sadhguru, una vez dijiste que estás funcionando a un tres por ciento de tu máximo potencial. ¿Puedes decirnos cómo podemos crear una situación en la que puedas desatar todo tu potencial? Y ¿qué significaría ese cien por ciento?

Sadhguru: ¿Cuál sería el máximo potencial? Distintas personas han expresado esto de diferentes maneras. Krishna dijo: «Yo soy el sol radiante entre las luminarias. Yo soy la luna entre las estrellas. Yo soy el león entre las bestias. Yo soy el rey de los pájaros entre los pájaros. Yo soy el Ganges entre los ríos. Yo soy el Himalaya entre las montañas». En este lenguaje continuó, con mucha elocuencia. Jesús dijo: «Yo soy el hijo de Dios; el único hijo». Ese es otro tipo de lenguaje: la misma cosa expresada de una manera diferente. Gautama dijo: «Si sigues mi camino, nunca tendrás que dar la vuelta»; una manera sutil de decirlo. En la India, es muy común cantar: «Aham Brahmasmi»; eso significa: «Yo soy la verdad suprema». Mansur al-Hallaj, quien es el iniciador del sistema sufí, fue a la India, regresó y dijo: «Anal haq». Eso significa: «Yo soy la verdad»; y se metió en un montón de problemas.

Yo no soy dado a esa clase de lenguaje. Solo lo digo de forma muy simple. Cualesquiera que sean la mecánica y las dimensiones de esta existencia, si tan solo me proporcionas el ambiente necesario, puedo llevarte a cualquiera de ellas y arreglar cualquiera de ellas. Yo no soy un dios, yo no soy un gurú: yo soy un mecánico. Puedo llevarte a la mecánica de esta existencia, en cualquier dimension que sea. Lo que haya que hacer, yo puedo arreglarlo. Ese es el potencial al cien por ciento. No suena tan grandilocuente ni poético como: «Yo soy el león entre las bestias. Yo soy el Himalaya entre las montañas. Yo soy el Ganges entre los ríos». Mi interés en la existencia es que funcione. Se ve tan caótica, tan difícil de manejar, nadie conoce el principio ni el final; pero, aun así, funciona.

De una manera muy codificada, no el conocimiento, sino las llaves para todo lo que vale la pena conocer están todas en un solo lugar.

Si estás interesado en aquello que funciona, eres naturalmente un mecánico. Es solo cuestión de crear un ambiente propicio, y eso es un reto. Si creamos el ambiente, puedo hacer que funcione en cualquier nivel de la existencia. Esto es todo a lo que he aspirado, y esto es todo lo que hay.

Entonces, ¿qué tienes que hacer? Una cosa son los cimientos: los cimientos de cualquier edificio deberían estar en el suelo, pero la Fundación Isha está sentada en mi cabeza todo el tiempo. Quiero ponerla en el suelo. Si estás dispuesto a ser ese suelo y si ya no está en mi cabeza, podrían hacerse muchas más cosas. Eso no lo es todo, pero es un factor importante en este momento: estoy tratando de descargar. Paso a paso, me la voy quitando de la cabeza, pero aun así va muy lento, porque la vida no se detiene ni por un momento.

Esta es una carrera hacia la tumba. Puedes pensar que el cuerpo físico está yendo hacia muchos lugares. «Fui a los Himalayas, fui a la Florida...». Aun así, tu cuerpo está yendo directo a la tumba; a ningún otro lugar. Lo demás es imaginación tuya. Eso es algo de lo que soy consciente constantemente.

De una manera muy codificada, no el conocimiento, sino las llaves para todo lo que vale la pena conocer están todas en un solo lugar. Si, mañana, aparece alguien con la consciencia necesaria, no se perderá. Esa fue la intención del Dhyanalinga: no solo lo que yo sé, también lo que mi gurú sabía y lo que toda la tradición sabía, todo está ahí, no en forma de conocimiento, sino en forma de llaves. Si alguien es lo suficientemente consciente, puede cogerlas y abrir cualquier cosa que quiera en la existencia. Es un «dvara», un portal a la creación. Puedes usarlo para abrir prácticamente todo. Pero, en este momento, el siglo XXI es un siglo hablador. Si no hablas, nadie entiende.

Necesitamos personas que tengan la integridad, el equilibrio, la estabilidad, y el corazón necesarios, de modo que, incluso si las sueltas en la situación más corrupta, funcionarán exitosamente y saldrán sin mancha.

Entonces, debido a que este es un siglo hablador —espero que no sea un milenio hablador—, tenemos que hablar; pero, al mismo tiempo, tenemos que crear un ambiente en donde la charla necesaria suceda lo más rápidamente posible, para que no tengamos que seguir hablando sin parar. Si la charla tiene que ser rápida, tiene que ser brutal. Si la charla tiene que ser brutal y, aún así, la gente no debe huir, tienes que crear el ambiente necesario en el que las personas estén tan abrumadas por tu amor, devoción e intensidad que, cuando vengan aquí, yo las pueda acometer directamente, sin diplomacia, de forma que el período de charla se pueda acortar. De lo contrario, terminarás hablando por el resto de tu vida y, aun así, la gente no lo entenderá. Si hablas con suavidad, la conversación continuará para siempre. Una palabra brutal y se detiene. Para decir una palabra brutal y no hacer que huyan, para hacer que se den cuenta de que esta brutalidad tiene una profundidad detrás, necesitas crear un ambiente determinado; de otro modo, la diplomacia que deberías hacer tú la tendré que hacer yo, y mi tiempo se está agotando.

Si se crean personas que sean de una cierta capacidad, gente que sea estable más allá de los estados de ánimo y las emociones, ellos serán los cimientos: eso significa que ya no está en mi cabeza. Entonces se puede hacer mucho más. Si pudiéramos encontrar un cien por ciento de expresión, aunque sea con un puñado de personas, eso ya sería fantástico. No esperamos encontrar una expresión del cien por ciento con el mundo entero. Eso nunca va a ocurrir. No soy tan soñador. Pero, definitivamente, es posible crear un puñado de personas con quienes podría ser del cien por ciento. Si eso no se puede hacer, podemos ser un éxito en el mundo, la gente puede aplaudir; pero, si no podemos encontrar la expresión máxima ni con un puñado de personas, si tenemos que ser cautelosos con ellos, vigilar sus egos, entonces, como movimiento espiritual, es un desastre.

Necesitamos personas que tengan la integridad, el equilibrio, la estabilidad, y el corazón necesarios, de modo que, incluso si las sueltas en la situación más corrupta, funcionarán exitosamente y saldrán sin mancha. Necesitamos gente con integridad. La integridad se ha convertido en un asunto arriesgado en el mundo de hoy, porque las personas tienen ideas infantiles sobre la libertad.

Sería poco práctico pensar que vas a convertir a cada tonto del planeta en un ser iluminado. El mundo es siempre un juego entre lo positivo y lo negativo. Algunas generaciones disfrutan de lo positivo más que de lo negativo, algunas sufren lo negativo más de lo que disfrutan lo positivo. Si hay algo que podemos hacer como generación y estar orgullosos de ello, tenemos que asegurar que, en la siguiente generación, lo positivo de la vida sobrepase ampliamente a lo negativo. Esto no significa que no habrá ni un solo problema en el mundo y que todo será perfecto. Eso no sería un sueño, eso sería una alucinación.

Puede que el mundo entero no se vuelva espiritual; pero, si al menos creas una posibilidad de que esté disponible y accesible para todo el mundo, entonces lo positivo se incrementaría hasta un punto en el que la gente puede pasar por alto lo negativo. Cuando la vida es tan buena, aunque suceda algo malo, puedes ignorarlo y seguir adelante. De lo contrario, cada pequeño detalle negativo te hiere tan gravemente, porque no hay cosas positivas en tu vida.

No se requieren millones de personas para hacer esto. Cincuenta personas realmente comprometidas, personas estables que no tengan dudas básicas a diario, es todo lo que se requiere.

Particularmente en el mundo de hoy, debido a la tecnología, nuestra habilidad para llegar a las personas es fenomenal. Nunca antes fue posible esto. Lo que podemos hacer en términos de alcance, un Krishna, un Buda, un Jesús no lo pudieron hacer. Hoy en día, tenemos la ventaja de la tecnología —tenemos audio, video, televisión y la internet—, podemos colarnos en la casa de todo el mundo. Aunque existen muchas otras desventajas en el mundo de hoy, esta es una ventaja fenomenal. Si aprovechamos esto, si podemos cambiar la cultura de este planeta de lo material a lo espiritual —aunque sea en un uno por ciento en el transcurso de nuestro tiempo de vida—, es un logro fenomenal, porque si un barco se mantiene cambiando de dirección en un uno por ciento, después de un tiempo, habrá hecho un giro en U completo. Sí; por ahora no puedes girarlos a todos, y no hay necesidad de hacerlo. Si puedes solo cambiar la dirección en un grado, en un período de tiempo determinado, el mundo habrá hecho un giro en U. Esto se puede hacer si se cuenta con las personas necesarias.

Todavía tenemos algo de vida en nosotros: todavía hay tiempo. Tú decides cuán lejos quieres llevarla, qué quieres hacer. Déjame ver ese fuego emanando de tus ojos: no un fuego de ira, avaricia o pasión, sino el fuego frío que quema en silencio y hace todo el trabajo necesario sin quemarse a sí mismo. El fuego frío lo hace funcionar todo pero no quema nada; y tenemos todo en nuestras manos para hacer eso. Hoy en día, tenemos una situación social en el mundo en la que, siempre y cuando no infrinjamos la ley, podemos hacer cualquier cosa que queramos. Esto nunca antes fue así.

No se requieren millones de personas para hacer esto. Cincuenta personas realmente comprometidas, personas estables que no tengan dudas básicas a diario, es todo lo que se requiere. Si decides que el aire que te rodea es un buen aire para respirar, no tienes que pensar a cada momento: «¿Estará envenenado, estará envenenado?». Preguntarse si está frío o caliente está bien; pero, si continúas pensando: «¿Está envenenado este aire?»... Si estuviera envenenado, a estas alturas ya estarías muerto.

Si resuelves de una vez por todas estas cosas básicas dentro de ti, esto traerá estabilidad, un nuevo terreno sobre el cual apoyarte en tu interior. Entonces los pasos siguientes llegarán de forma natural. Cada peldaño será un desafío, así que debes estabilizar el terreno sobre el que se apoya la escalera. No te estoy pidiendo que corras escalera arriba sin comprobar cada peldaño. Pero, si continúas perturbando el terreno sobre el que se apoya la escalera, por buena que sea la calidad de la escalera, no sirve de nada. Tómate tu tiempo en cada peldaño, eso está perfectamente bien. Si estás enloquecido por esto, subes corriendo la escalera, sin preocuparte de si va a aguantar tu peso o no: eso también está bien. Si esto no es posible para ti, comprueba cada peldaño y sigue. Pero esta única cosa básica, el terreno, debes estabilizarla. Si no estabilizas eso, será simplemente una pérdida de tiempo.

El tiempo no es una mercancía que va y viene: solo se va. El tiempo es vida. No podemos permitirnos el lujo de despilfarrarlo. Yo incluso diría que no hay tal cosa como el tiempo, hay solo vida. Si creamos tales personas con la integridad, estabilidad y equilibrio necesarios, podemos empezar a explorar.

Nota del editor : Encuentra más de las perspicacias de Sadhguru sobre el misticismo y la naturaleza de la creación en «Mystic's Musings» («Cavilaciones de un místico»). Lee la muestra gratuita o compra el libro electrónico (aún no está disponible en español).