Más real que lo real
En el espacio de esta semana, Sadhguru profundiza en el mundo de «maya» y en nuestro apego a la ilusión. «La gente invierte en una cosa; a partir de allí, crecerá un mundo. Un pensamiento, una emoción, una idea, un apego; a partir de eso evolucionará todo un universo». Con algunas bromas e insinuaciones, Sadhguru nos recuerda cómo podemos «arreglarnos» para ver lo que es real.
L La naturaleza de la experiencia humana es tal que podemos ser fácilmente engañados por las limitaciones de nuestra percepción, pensamiento, emoción y creencias. Lo que piensas o lo que sientes puede llegar a ser mucho más importante y mucho más grande que la propia creación. Esta última semana hemos estado de gira por Chennai, Hyderabad, Ahmedabad y de regreso. Una noche, alguien me hizo una pregunta: «Sadhguru, ¿por qué Dios me envió aquí y ahora tengo que trabajar por mi mukthi, o mi liberación?». Entonces le pregunté: «¿Por qué crees que eres un enviado de Dios? No me pareces un enviado de Dios». Esto continúa así sin parar.
La gente invierte en una cosa; a partir de allí, crecerá un mundo. Un pensamiento, una emoción, una idea, un apego; a partir de eso evolucionará todo un universo Es por eso que, tradicionalmente, descartaban todas estas experiencias con una sola palabra: maya. Es ilusorio, evoluciona a partir de tu identidad, evoluciona a partir de tu pensamiento, de tu emoción, de tu apego. Una sola cosa es suficiente; evolucionará un mundo, surgirá un universo de ello. Esto sucede, todos tienen un universo propio. Y parece real, más real que lo real. Así que no hay tiempo para lo real.
Cuando eras niño, los pequeños juegos a los que jugabas eran más grandes que el universo; lo eran todo. Luego tu inteligencia fue secuestrada por tus hormonas, el sexo opuesto se volvió tan grande. Lo dominaba todo, todo parecía real. Al envejecer, todos esos juegos y personas dejaron de ser tan importantes; pero, para entonces ya habías entrado en un ciclo de preocupación. Te preocupas sin cesar por el dinero que no necesitas, por el futuro que no tienes, por el pasado que no puedes recuperar, porque ahora te has convertido en un preocupón veterano. A medida que envejeces, no necesitas ninguna razón, simplemente puedes preocuparte. Eso simplemente continúa porque has creado un universo falso. Y, con tu muerte, colapsará, así que se vuelve inquieto y activo. En algún punto sabe que su existencia está cronometrada. Así que está hiperactivo y te da todo tipo de falsas percepciones.
Esto sucedió… Una mujer joven fue al médico y dijo: «Oh, doctor, me duele todo el cuerpo. Me duele todo el cuerpo». El médico la miró; parecía joven y bastante sana. Él dijo: «Eso es extraño. ¿Te duelen todas las partes del cuerpo? Muéstrame lo que pasa». Ella dijo: «Solo vea esto, doctor», y se tocó la rodilla derecha. «¡Aaah!», gritó. Luego se tocó el codo izquierdo: «¡Aaah!». Se tocó el cuello y gritó. Entonces el médico le dijo: «Bien, relájate», y le puso una pequeña tirita en el dedo. Había una herida en el dedo. Donde sea que toques, te duele; te duele cada parte del cuerpo.
Todo en el universo está mal. Nada parece estar bien, nadie parece estar bien, ¿sabes por qué? Como una cosa ha salido mal, todo se ve mal. Así que hay que arreglar esta única cosa. (Señalándose a sí mismo). ¿Hay algo mal con este? No, no hay nada malo con este, es solo que este todavía no «es». Alguien que aún no «es» intenta vivir una vida. Este es el problema. Un montón de ideas, emociones, creencias, prejuicios están tratando de vivir una vida. No hay ningún individuo aquí, solo una gran multitud en el interior. Esta multitud intenta vivir, esta multitud intenta educarse, esta multitud intenta construir una carrera, esta multitud se casa, tiene hijos. Todo es confusión. No porque haya algo mal con tu educación, no porque haya algo mal con tu trabajo, o con el matrimonio o con los hijos, simplemente porque una multitud no puede casarse, una multitud no puede ser un padre, una multitud no puede trabajar en ningún sitio. Nunca puedes educar a una multitud.
Solo puedes trabajar con personas individuales. Con una multitud no puedes hacer nada. Ahora mismo, esto es una multitud; todo tipo de ideas, todo tipo de emociones, todo tipo de filosofías, pedacitos recolectados de todo el planeta gobiernan desde dentro. Todo es un gran caos. No puedes arreglar este caos porque se supone que sea un caos. Si encuentras al individuo en esto, no hay ningún problema con este. Este está bien. Se trata de una multitud que da vueltas; ¿has visto un montón de mosquitos dando vueltas alrededor de tu cabeza por las noches? ¿Sabes por qué? No les interesa tu cerebro o la falta de él. Un ser humano exuda la máxima cantidad de dióxido de carbono en la región de la cabeza y en los pies. Van a tus pies, no porque se inclinen ante ti o porque piensen que eres espiritual. Van a tu cabeza no porque piensen que eres inteligente; se genera el máximo dióxido de carbono y sus receptores son atraídos por el dióxido de carbono.
Así que, una multitud está dando vueltas aquí. No puedes arreglar esta multitud. Si sueltas esta multitud que llevas en la cabeza, este individuo no es ningún problema. Todos los individuos están bien, no hay realmente ningún problema. Solo una «basura de persona» es un problema. Digo «una basura de persona» porque esta «personalidad» es basura que has recogido de todo el mundo a tu alrededor. Esta basura es un problema. Con este ser individual no hay problema. No tenemos ningún problema con ningún ser. Pero, para mantener a raya a la multitud, hace falta algo de sabiduría, algo de valor, algo de sentido o, al menos, algo de devoción —cuando estás dispuesto a escuchar a alguien—. Algo debe estar ahí; de lo contrario, te llevarás la multitud a la tumba. Y, cuando llega a la tumba, la multitud no muere, solo tú mueres. Solo el individuo morirá, sin haber vivido. Así que, arreglar esto significa no arreglar las situaciones a nuestro alrededor.
Esto pasó… Un marido y su mujer iban en un coche. Conducían en silencio y el marido empezó la conversación: «María, sé que llevamos 20 años casados. Sé que has hecho todo lo que has podido por mí. Pero quiero el divorcio». Ella conducía a 60 kilómetros por hora; aumentó la velocidad a 80 kilómetros por hora. No dijo nada. Él la miró; estaba tranquila. Entonces pensó que era el mejor momento para decírselo y le dijo: «María, realmente quiero este divorcio. Y también necesito la casa porque he tenido una aventura con tu mejor amiga y a ella le gusta la casa». Ella no dijo nada, solo aceleró el coche a 100 kilómetros por hora.
Él la miró; parecía que se lo estaba tomando todo bien. Así que dijo: «María, necesito el coche. Ya sabes, me gusta mucho el coche». Ella aceleró a 110 kilómetros por hora y no dijo nada. Él pensó: «Hoy es un gran día. Está de muy buen humor, no dice nada». Así que le dijo: «Sabes, no podré darte la cuenta bancaria. Ya arreglé lo del banco. Nuestra cuenta conjunta, la he convertido en mía porque te hice hacer un poder hace diez años, ¿recuerdas?». Ella aceleró a 135 kilómetros por hora. Entonces él dijo: «María, ¿no quieres nada?». Ella desvió lentamente el coche hacia la zanja al borde de la carretera y dijo: «Tengo lo que quiero». Él le preguntó: «¿Qué tienes?». Ella respondió: «He arreglado el coche. Yo tengo bolsa de aire y tú no».
Debes arreglarlo de tal manera que no haya escapatoria para este. Por eso: sadhana en la mañana, sadhana en la mañana, sadhana en la mañana; pase lo que pase, sadhana en la mañana. Arregla a este de tal manera que no haya escapatoria. Si dejas un pequeño agujero, se escapará por ahí y será muy difícil atraparlo porque es una gran multitud. Has oído las Historias de Vikramaditya… Y no sabes dónde está, pero está constantemente activo.
Nota del editor
En este video un meditador le pregunta a Sadhguru si la vida es también un sueño, una ilusión.