¿Y si fuerzas más allá de tu comprensión intentan sabotear tu crecimiento espiritual?
¿Te sientes estancado en el camino espiritual? Los sospechosos habituales suelen ser tu cuerpo, tu mente, tus emociones y tu energía. Pero ¿podría ser que, además de eso, existieran fuerzas desconocidas que te pongan obstáculos adicionales? Sadhguru nos habla de esta dimensión más allá de la percepción, y del papel que desempeña un gurú al respecto.

El verdadero propósito de un gurú
Hay fuerzas, dimensiones y obstáculos que no puedes ver en este momento. No pertenecen al cuerpo, a la mente, a la emoción ni a la energía. Incluso si estás tan cargado como un cohete, aun así habrá fuerzas que se interpondrán. No voy a dejar que tengas que lidiar con todo eso. Ese es mi asunto; déjamelo a mí. Flexibilizar tu cuerpo, tu mente y tus emociones, cultivar tus energías: todo eso es tu responsabilidad. Cuando llegues a cierto punto en el que estés listo para despegar, entonces habrá otras fuerzas que enfrentar. No puedes lidiar con ellas porque no tienes idea de qué se trata. Ese es todo el propósito de un gurú. Todo lo demás es asunto tuyo.
Los problemas con tu cuerpo y tu mente, lo que sucede a tu alrededor, tus amigos, tus enemigos, tu hogar. Todo eso es algo con lo que tú debes lidiar. Hay otros aspectos sobre los que no tienes idea, y no tiene sentido hablar de ellos porque no puedes manejarlos. Si tuvieras que recorrer el camino por tu cuenta, tomaría muchísimo tiempo comprenderlo todo. Por eso, en la India, siempre se ha comparado el proceso espiritual con el juego de serpientes y escaleras. Subes por una escalera y te sientes feliz; y, de pronto, una serpiente te hace caer.
Ocúpate primero de tus tonterías
Por un lado, hay ciertos aspectos kármicos de ti mismo que no conoces. Por otro, hay otras dimensiones de existencia. Por ejemplo, durante mucho tiempo los seres humanos no sabían nada sobre los microorganismos. Supongamos que, hace mil años, alguien encontró una fruta con un virus y se la comió. Sin saber lo que era, se enfermó y se murió. La gente diría: «Fue la voluntad de Dios». Hoy, sabemos que existen microbios que pueden enfermarnos. No los puedes ver, pero sabes que existen porque alguien que podía verlos te lo dijo.
No puedes esquivar un microbio porque ni siquiera puedes verlo. Del mismo modo, no puedes esquivar estas fuerzas de otros mundos porque no puedes verlas. Nosotros las enfrentamos de otra manera. Tú debes encargarte de tu cuerpo, tu mente, tus emociones y tu energía. Las otras dimensiones que no puedes manejar, son asunto mío. Estoy esperando que llegue ese momento. No desperdicies demasiado tiempo.
Tu vida podría desperdiciarse preguntándole a alguien cómo lidiar con tu cuerpo, tu mente y tus emociones. Ya tienes todas las herramientas para hacerlo. Si de verdad te sientas y practicas Samyama (1), tu mente se vuelve como tu vecino. Si quieres, puedes amarla; si no, puedes dejarla en paz. Samyama es como una vacuna. No tienes que luchar contra el virus, simplemente te aplicas una dosis, y se acaba.
Un gurú es alguien que disipa tu oscuridad. No es un gurú porque te ayude a tocar el piso, resolver tus problemas mentales o estar un poco más en paz. Es un gurú porque puede arrojar luz sobre dimensiones que aún no están en tu experiencia. Ese es el propósito de su presencia. Así que, ocúpate de tus tonterías tan rápido como puedas. Ya tienes todas las herramientas a tu alcance.
(1) Práctica avanzada de meditación ofrecida durante el Programa Samyama de Isha.
Nota del editor:
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