P: Hoy en día, vemos a muchas personas acudiendo a psicólogos para recibir tratamiento. Parece que todo el mundo tiene un psiquiatra al que ve al menos una vez a la semana. ¿Por qué estamos tan agobiados? ¿Nos estamos volviendo cada día más locos?

Sadhguru: Hoy en día, el noventa por ciento de las personas se encuentran en diferentes estados de enfermedad mental. Es solo que el nivel de enfermedad a veces es controlable, a veces es incontrolable. Digamos que tienes asma. A veces el asma es controlable, así que no te consideras enfermo. Te tomas un jarabe o una pastilla y te las arreglas. En un día en particular, te enfermas gravemente y colapsas por completo o te hospitalizan. Solo entonces te consideras enfermo. Eso no significa que no estuvieras enfermo los otros días. Lo estabas, pero era controlable.

El proceso de espiritualidad no consiste en pasar a una locura manejable, se trata de volverse tan loco que te vuelves cuerdo.

Con los estados mentales también, casi todo el mundo está enfermo, pero se encuentran en algún nivel manejable de enfermedad. De vez en cuando, se intensifica durante algún tiempo y luego vuelven a calmarse. Se las están arreglando, pero la locura está muy presente. Todos los psicólogos y psiquiatras solo han estudiado a las personas enfermas. Las personas como Freud nunca encontraron un meditador o un Buda para estudiar. Solo estudiaba a las personas que se encontraban en diferentes estados de enfermedad mental: ya sea locos controlables o locos incontrolables. Y el que está estudiándolos también está loco. No es que él haya trascendido sus limitaciones.

De la locura incontrolable a la locura controlable

Cierto día, tres psiquiatras viajaban juntos en un tren de Alemania a Francia para asistir al seminario anual de psiquiatras. Allí sentados, empezaron a confiarse sus mayores secretos. El primero dijo, «Mi mayor debilidad es apostar compulsivamente. Cada fin de semana, salgo de la clínica y me dejo llevar por completo. Por supuesto, pongo todo el dinero que gano con mis apuestas en alguna caja de caridad, y ojo, no empiezo a robar de otra caja de caridad hasta que me voy de borrachera. Luego me emborracho y acabo la noche en la alcantarilla». El segundo psiquiatra asintió comprensivamente con la cabeza en comprensión y dijo: «Bueno, mi mayor secreto es que dependo de tomar antidepresivos todo el tiempo, y tengo que tomar una dosis doble antes de sentarme en la consulta con mis pacientes». El tercero estaba sentado allí muy engreído y en silencio. Así que los otros dos lo incitaron: «¿Qué hay de tí? Te hemos contado nuestros secretos más profundos. Ahora tienes que contarnos los tuyos». El tercer psiquiatra dijo: «Bueno, soy un chismoso diagnosticado, ¡y no puedo esperar a bajarme de este tren!».

Según el problema que tengas: ansiedad, miedo, psicosis o lo que sea, te meten en la categoría correspondiente y tienen un tratamiento para eso. ¡Y qué clase de tratamiento es! De locura incontrolable, pueden pasarte a locura manejable.

Cordura más allá de la locura

Nadie puede volverte cuerdo, por favor, entiéndelo. El proceso de espiritualidad no consiste en pasar a una locura manejable, se trata de volverse tan loco que te vuelves cuerdo. Cruzas los límites de la locura, entonces te vuelves perfectamente cuerdo. Naces con la locura —el karma en sí es locura—. Las ataduras y limitaciones que te has creado para ti mismo, ¿no son locura?

Si hay un loco que cree que está atado a una columna —no hay cuerda ni cadena, pero cree que está atado—, digas lo que le digas, no te escuchará. Solo dará vueltas y vueltas alrededor de la columna. ¿No es así como vive todo el mundo, atado a alguna columna? El hecho de ser un loco controlable o incontrolable realmente no supone ninguna diferencia. Al menos, si te vuelves incontrolablemente loco, puedes disfrutar en el manicomio. ¡Ya no tienes que avergonzarte de estar loco! Puedes simplemente enloquecer de la manera que desees. Una persona que crece en el camino espiritual parece totalmente loca porque se está empujando a sí misma hasta el punto más allá de la locura, donde la locura ya no puede tocarla.

Paz verdadera 

Si te perturbas y luego te tranquilizas, eso no es paz, es solo una pausa, como el ojo del huracán donde todo está en calma. No te dejes engañar por esta calma. La próxima ráfaga vendrá de nuevo y será aún peor. Los huracanes siempre se mueven de esta manera: debido al movimiento hacia adelante y las fuerzas centrífugas y centrípetas, la parte delantera del huracán es menos potente que la parte trasera. Así que lo que ves primero no es nada comparado con lo que va a venir. Lo mismo ocurre con tu mente.

Las meditaciones en Isha no son para alcanzar la paz. Son para desgarrarte en pedazos hasta que no haya paz ni perturbación dentro de ti; solo eso puede ser llamado paz.

Todo en la existencia es así. Lo que sople con fuerza, soplará, dejará un poco de espacio y volverá a soplar. La mente también es así. Pasa por una fase de perturbación y luego vuelve a la paz. Nunca pienses que esto es paz. Es solo una pausa en la locura.

Las meditaciones en Isha no son para alcanzar la paz. Son para desgarrarte en pedazos hasta que no haya paz ni perturbación dentro de ti; solo eso puede ser llamado paz. La paz significa la nada. La paz no es algo que se crea, la paz no es algo que sucede. La paz es algo que siempre es. Lo que ocurre en la superficie es perturbación. Esto es igual que el océano. En la superficie del océano verás olas, tremendas turbulencias y agitación. Pero, si te sumerges profundamente, todo está perfectamente en paz. La cualidad fundamental de la existencia es siempre la paz.

Nota del editor

¿Quisieras saber si la introspección tiene un impacto negativo? Mira el siguiente video en el cual Sadhguru desmonta las nociones aceptadas sobre la introspección y el exceso de pensamiento, y ofrece claridad sobre la naturaleza de la mente.