Tabla de contenido
1. Gorakhnath y Matsyendranath
2. Relato nº 1: Cuando Gorakhnath abusó de su ocultismo
3. Relato nº 2: Cuando Gorakhnath intentó salvar a su gurú
4. Relato nº 3: Volverse cristalino

«Grandes Seres» es una serie de artículos sobre maestros iluminados que enriquecieron el mundo con su presencia. Sadhguru comparte sus reflexiones sobre algunos aspectos clave de sus vidas y lo que podemos aprender de ellos.

Gorakhnath y Matsyendranath

Sadhguru: Gorakhnath fue un yogui altamente consumado. En toda la historia de la cultura yóguica, él es una estrella que destaca en muchos aspectos. El gurú de Gorakhnath fue Matsyendranath, un gran yogui al que se suele referir como una encarnación de Shiva. No es que Shiva volviera a nacer. Le llamamos «una encarnación» porque, en términos de conocimiento y capacidad, no era muy diferente de Shiva. Después de todo, nos interesa Shiva por las cualidades que posee, no por el hombre. Matsyendranath estaba muy cerca de eso, por lo que la gente decía que era Shiva en persona. Gorakhnath fue su discípulo más cercano, que más tarde se convirtió en una leyenda por sí mismo, uno de los yoguis más conocidos en el país. Gorakhnath realizó una labor fenomenal en todo el subcontinente. No hay casi nadie en la India que no haya oído hablar de él.

Gorakhnath era ese tipo de hombre que puede cambiar el mundo. Tenía ese tipo de capacidad, pero había demasiado fuego que no estaba estabilizado ni canalizado.

El camino de Gorakhnath es una de las mayores sectas entre las tradiciones yóguicas, incluso hoy en día. Cuenta con el máximo número de «nathis» (de la tradición Nath) y practican una sadhana muy intensa. Se ha dividido en varios grupos, pero sigue siendo una banda de gente muy feroz.

gorakhnath image

Los gorakhnathis siempre llevan consigo un palo y un perro. Sus perros son de color negro intenso. No tendrán ningún perro de otro color. Y aman mucho a sus perros. Los mantienen bien alimentados y no los dejan andar, cargan a sus perros al hombro y caminan cientos de kilómetros. El público en general conoce a los gorakhnathis como «kanfats». «Kanfat» significa "un agujero en la oreja". La gente los llama así porque suelen tener un enorme agujero en los lóbulos de las orejas.


Gorakhnath era ese tipo de hombre que puede cambiar el mundo. Tenía ese tipo de capacidad, pero había demasiado fuego que no estaba estabilizado ni canalizado. Hay un montón de historias de cómo Matsyendranath templó el amor de Gorakhnath por él, cómo su ferocidad en el amor lo llevó muchas veces más allá de toda disciplina y cómo Matsyendranath lo controló constantemente de muchas maneras diferentes porque conocía el potencial del hombre.

Relato nº 1: Cuando Gorakhnath abusó de su ocultismo

Gorakhnath era ferozmente devoto de su gurú. Matsyendranath vio que este joven se estaba volviendo muy feroz. Su amor por el gurú era tan intenso que se estaba convirtiendo en un soldado, no en un yogui. Le dijo que se marchara al Himalaya y realizara catorce años de sadhana. Así que se fue. Gorakhnath estaba hecho de la tal modo que para él toda esta sadhana y todo lo que hacía era solo porque el gurú lo decía. Para él, lo único era su gurú. Estaba ferozmente dedicado a su gurú. Cada día, cada momento de los catorce años que pasó sentado en el Himalaya, solo contaba los momentos que faltaban de esos catorce años para poder volver con su gurú. Al mismo tiempo, hizo la sadhana y gracias a estos catorce años de sadhana, adquirió muchas posibilidades. No las utilizó, pero conocía las posibilidades. Más tarde, volvió a la montaña, que es el comienzo de los Ghats occidentales, a unos 200 kilómetros al sur de Mumbai. Ahora esa montaña lleva su nombre como Gorakhnath.

«Abusaste de tu poder para hacer esto, así que márchate otros catorce años porque hallaste la expresión más baja del yoga que te di».

Debes entender la configuración completa. No es que llegara a Delhi y volara a Mumbai y luego condujera. Caminó todo el camino hasta el Himalaya, permaneció allí durante catorce años y caminó todo el camino hacia abajo con solo un pensamiento y una emoción feroz de querer estar en presencia de su gurú. No es un simple ejercicio, subir al Himalaya, esperar allí catorce años y volver caminando hacia abajo. Cuando llegó, justo fuera de la cueva en la que se encontraba Matsyendranath, había otro yogui, un discípulo, que vigilaba la entrada.

Gorakhnath llegó y quiso ver a su gurú. El yogui dijo: «No, no puedes entrar». Gorakhnath inmediatamente montó en cólera y dijo: «¿Cómo puedes detenerme? Llevo catorce años esperando, no puedes detenerme. ¿Quién eres tú?». Ese yogui dijo: «No importa quién soy, no puedes entrar y no tengo intención de dejarte pasar».

Gorakhnath se enojó mucho, se abalanzó sobre aquel hombre, lo derribó físicamente y entró en la cueva en la que se suponía que estaba su gurú. Cuando entró, estaba vacía. Entonces salió llorando y preguntó: «¿Dónde está?». El yogui dijo: «No tengo intención de decírtelo, eres demasiado rudo». Gorakhnath le suplicó. Se negó. Entonces, utilizando su poder oculto, leyó la mente del otro yogui, averiguó dónde estaba su gurú y fue directamente allí. En cuanto llegó allí, Matsyendranath supo cómo se había enterado. Le dijo: «En la primera oportunidad que tuviste, abusaste de la sadhana que te di para entrar en la mente de tu hermano yogui. No tenías por qué leer su mente. Abusaste de tu poder para hacer esto, así que márchate otros catorce años porque hallaste la expresión más baja del yoga que te di». Porque el ocultismo es la expresión más baja del yoga. Eso es lo primero que le gustaría hacer a la gente. Quieren ver o hacer algo que los demás no pueden hacer. En el lenguaje yóguico dijo: «Te expresaste a través del Muladhara. Así que, bloquea tu Muladhara y siéntate otros catorce años».

Gorakhnath regresó y se sentó en lo que ahora es famoso como el asana de Gorakhnath, un asana muy torturante. Puso su talón izquierdo en su perineo, o Muladhara, se sentó sobre los dedos de su pie izquierdo y puso la pierna derecha sobre el muslo izquierdo y se sentó así durante catorce años de sadhana. Se sentó bloqueando su Muladhara continuamente para nunca más encontrar expresión en la forma más baja.

gorakhnath asanaa

Relato nº 2: Cuando Gorakhnath intentó salvar a su gurú

Un día, Gorakhnath vio que su gurú Matsyendranath fue a Assam a ver a alguien, y luego no regresó. En su visión vio que a su gurú le gustaban los placeres físicos. Estaba horrorizado: «¿Cómo puede estar mi gurú en esta condición?». Así que, se fue caminando desde la costa oeste hasta Assam, que está a más de tres mil kilómetros de distancia. Recorrió todo el camino y allí encontró a su gurú sentado en la casa de una prostituta, acariciando a dos mujeres en su regazo, en busca de placer físico. No lo podía creer. Pensó: «¿Cómo pudo sucederle esto a Matsyendranath? Es Shiva en persona». Gorakhnath había experimentado a Matsyendranath de tantas maneras poderosas, ¡pero aquí estaba este hombre, sentado con dos prostitutas!

Tenía el corazón destrozado: «¿Qué le sucedió a mi gurú?».

Entonces Gorakhnath le dijo: «Debes venir», y espantó a las prostitutas con su ferocidad. Sacó a su gurú y se lo llevó. De camino, Matsyendranath fue a bañarse en un río. Le dio su bolso a Gorakhnath y le dijo: «Cuida de esto. Tiene algo muy valioso», y se fue. La bolsa pesaba demasiado, así que Gorakhnath solo la abrió y vio dos grandes lingotes de oro. Tenía el corazón destrozado: «¿Qué le sucedió a mi gurú? Primero con las prostitutas, ¡y ahora está recogiendo oro! Si quiere, puede orinar en la roca y convertirla toda en oro; así de ocultista es. Pero este hombre está apegado a dos lingotes de oro. ¿Por qué?». Y tomó estos dos lingotes de oro y los arrojó al bosque, y luego volvieron caminando.

Gorakhnath estaba muy angustiado porque su gurú se estaba perdiendo, y ahora se sentía orgulloso de haber caminado tres mil kilómetros para salvar a su gurú. Cuando este orgullo se apoderó de él, Matsyendranath puso su mano sobre la cabeza de Gorakhnath, y de repente Gorakhnath se dio cuenta de que estaba sentado allí mismo. Ni caminó a Assam, ni vio a las prostitutas, ni vio el oro, nada. Todo sucedió en su mente. Pero era real para él: había caminado, estado allí y visto. Todo esto había sucedido debido al ocultismo del gurú.

Matsyendranath, en realidad, había creado todo lo que le rodeaba. Y Gorakhnath estaba absolutamente destrozado: «Yo hice todo esto. Imaginé que mi gurú estaba con prostitutas. Imaginé que mi gurú ansiaba el oro». Estaba totalmente angustiado. Entonces Matsyendranath dijo: «Está bien. Al menos estuviste dispuesto a caminar tres mil kilómetros para salvarme. Eso es genial para ti, sigue así».

Relato nº 3: Volverse cristalino

Matsyendranath caminaba con Gorakhnath y acababan de cruzar un pequeño arroyo. Matsyendranath se sentó bajo un árbol y dijo: «Tráeme agua». Gorakhnath echó a correr por el agua. Si su gurú le pide agua, Gorakhnath quiere ofrecerla al momento; así que echó a correr. Encontró que el pequeño arroyo había sido atravesado por unos carros justo en ese momento y que el agua estaba turbia. Así que volvió corriendo con su gurú y le dijo: «El agua está turbia en ese lugar. A solo diez minutos hay un río, iré allí a buscar el agua». Matsyendranath dijo: «No, coge agua del mismo arroyo, del mismo sitio». «Pero está turbia». «Quiero agua del mismo arroyo, del mismo lugar y tengo sed». Así que Gorakhnath corrió de nuevo hacia el arroyo y todavía estaba muy turbio. No supo qué hacer y corrió de nuevo hacia su gurú. Matsyendranath volvió a decir: «No, quiero agua de ese arroyo». Sin saber qué hacer, regresó de nuevo. Entonces, encontró que el agua estaba un poco más clara. Así que esperó. Pasaron cinco minutos y el agua se volvió tan pura como puede ser. Trajo el agua, extasiado, saltando de alegría, y se la dio a su gurú. Matsyendranath apartó el agua y no bebió. No tenía sed.

Trajo el agua, extasiado, saltando de alegría, y se la dio a su gurú. Matsyendranath apartó el agua y no bebió.

Gorakhnath es de los que, si le dices que haga un mantra diez veces, lo hará 10.000 veces. Siempre está en marcha. Todo lo que le digas, lo hará con gran fervor, lo cual es una gran cualidad, pero ahora había llegado el momento de mudarse a otro espacio. Así que, Matsyendranath trató de decirle: «Lo hiciste muy bien con todo el correteo y la intensa actividad, pero llegó el momento en que solo tienes que esperar y la mente se volverá cristalina».

Nota del Editor

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