Sadhguru habla acerca del ser y del proceso de crear conscientemente nuestra personalidad, en una conversación con el destacado diseñador de modas, Tarun Tahiliani.

Tarun Tahiliani: Estoy tratando de usar la kriya como un proceso de autonutrición para volverme consciente de mí mismo. ¿Tal vez, puedas orientarnos en ese sentido?

Sadhguru: El ser no puede ser nutrido. Es tan absoluto que no necesita nutrición. No puede ser transformado en otra cosa, porque lo que tú llamas «el ser» es también la base de la creación. Si estás hablando de tu personalidad como un «ser», tu personalidad tampoco necesita nutrición, necesita disolución. En Oriente, el objetivo siempre ha sido disolver la personalidad. Esta es la diferencia fundamental entre el enfoque oriental y el occidental.

No estoy en contra de Occidente en ningún sentido. Mi punto es simplemente que no debes hacer nada de manera compulsiva, ya sea de Oriente o de Occidente. Debe ser por elección. Por ejemplo, hemos elegido hablar en inglés ahora, porque entendemos que debemos hacer lo que funcione para el bienestar del individuo y de la sociedad. Si yo hablara en tamil, tú no estarías aquí ahora. Pero, si hablara en inglés para ser superior a otra persona, eso sería patético. Si hablar en inglés es una elección consciente, está bien. Esto también se aplica a todo lo demás: tiene que ser una elección consciente.

Volviendo a nuestro tema, el ser, como la base de la creación, no necesita ninguna nutrición. Si te refieres a tu personalidad como un «ser», esto tampoco necesita nutrición.

Tarun Tahiliani: Yo creo que todos interpretan la palabra «ser» de manera diferente.

Sadhguru: Esta no es una cuestión de semántica. Soy exigente con la terminología porque no debe dejar espacio para ninguna ambigüedad. Si estás interesado en arreglarte, en primer lugar, debemos aclarar una cosa: ¿cuántas personas hay en este cuerpo?

Tarun Tahiliani: Una persona, muchos seres.

Sadhguru: No. Una persona, muchas caras. En aras de la claridad, estoy tratando de eliminar la ambigüedad del lenguaje. ¿Cuántas personas viven en este cuerpo?

Tarun Tahiliani: Es solo una persona.

Sadhguru: El hecho real es que solo hay una persona, pero esta persona se divide a sí misma de acuerdo con su conveniencia. Si haces algo realmente valioso y satisfactorio para ti y para las personas que te rodean, dices: «Yo, Tarun, hice esto». Supongamos que haces algo desagradable, dirías, «Eso fue mi ego». Pero el Sr. Ego es inexistente, es por eso que no puedes arreglarlo.

Un individuo es indivisible. Solo si te das cuenta de que eres un individuo, de que no puedes ser dividido más, es posible la transformación. No puedes arreglar a las personas que se dividen en diez cada vez que es conveniente. Esta es una ambigüedad que las personas crean en sus mentes todo el tiempo para evitar el cambio. El mundo entero participa de este engaño. De esa manera, no tienen que dar ningún paso hacia la transformación; pueden solo hablar de ello y dejarlo ahí.

Una personalidad es una construcción artificial de fragmentos y pedazos que has reunido. Dado que es una construcción artificial, si no la proteges, se agrietará y se derrumbará. Este es todo el propósito del proceso espiritual: todo lo que pueda agrietarse y derrumbarse debería derrumbarse ahora mismo. Hay algo dentro de ti que no puede agrietarse ni puede derrumbarse. En definitiva, puede suceder cualquier transformación significativa en tu vida o en la vida de cualquier persona solo cuando interviene la inteligencia del creador.

Tu personalidad es tu creación. Supongamos que pones a dos hijos de los mismos padres en la misma escuela y en la misma cultura; aún así, no resultarán iguales. Es por eso que decimos que la forma en que eres en este preciso momento es tu karma, tu obra. Puede haber habido contribución del exterior, pero lo que tú has hecho con eso es obra tuya. La forma en que eres en este preciso momento es inventada por ti, pero has olvidado que tú la inventaste. Si supieras que tú inventaste esta personalidad, podrías cambiarla. Hasta ahora, yo he cambiado mi personalidad radicalmente tres veces. En algún momento, en un futuro cercano, puede que lo haga de nuevo. Será una fuerte impresión para todos.

Si hubieras visto qué clase de persona era yo antes de la consagración del Dhyanalinga —en todos los sentidos, no solo en términos de ropa y apariencia—, yo era diferente. La gente casi nunca me veía reír. Ardía con intensidad porque, en ese momento, eso era lo que se necesitaba para este propósito. Una vez que estuvo hecho, le dije a la gente que me rodeaba: «Ahora, voy a cambiar mi personalidad. Si, de repente, creen que hay una persona nueva aquí, no huyan». A pesar de la advertencia, cuando cambié, algunas personas se retiraron, porque esta no era la persona que conocían. Para un tipo de trabajo, me hice de cierta manera. Para un tipo de trabajo diferente, me hice de una manera diferente. ¿Cuál es el problema?

Puedes hacer tu personalidad de la forma que sea adecuada para lo que deseas hacer. Pero, en este momento, la personalidad que has creado para ti mismo se ha convertido en un proceso compulsivo. Inconscientemente, las personas crean una personalidad para sí mismas. La pregunta no es cuál es mejor, cuál es peor. La pregunta simplemente es: ¿estás pegado compulsivamente a tu personalidad o la mantienes conscientemente a una pequeña distancia de ti mismo?

Tarun Tahiliani: Estamos pegados compulsivamente a muchas cosas.

Sadhguru: Sí, eso es lo que tiene que cambiar. No tienes que nutrir tu personalidad. Debes mantenerla a una pequeña distancia. Igual que, por ejemplo, cuando usas ropa suelta, siempre estás consciente de que esta es tu ropa, no una parte de ti. Supongamos que llevas ropa ajustada de nylon; después de un tiempo, se sentiría como tu propia piel, perderías la distinción entre tu ropa y tú. Si mantienes una distancia entre tu ropa y tú, no te quedas pegado a ella. Del mismo modo, debes mantener tu personalidad, tu cuerpo y tu mente a una pequeña distancia. De esa manera, podrás usarlos todos en su posibilidad óptima y máxima, y nunca te causarán ningún dolor.

Nota del editor: Este artículo se basa en un extracto de la edición de febrero de 2014 de la revista Forest Flower. La revista se publica actualmente solo en formato digital. ¡Suscríbete! (Solo disponible en inglés).