En el episodio 1 de la serie «Mujeres y Espiritualidad», nos ocupamos de las mujeres en el camino del Kriya Yoga. En el episodio 2, Sadhguru habló de cómo la espiritualidad india siempre ha sido una rica mezcla de hombres y mujeres. En el episodio 3, Sadhguru nos habla de Akka Mahadevi, una de las muchas mujeres intensas que fueron absolutamente devotas a Shiva, el Adiyogi.

Sadhguru: Akka Mahadevi era una devota de Shiva. Desde niña se había entregado por completo a Shiva y lo consideraba su esposo. Un día un rey la vio, y era tan hermosa que quiso casarse con ella. Akka se negó, pero entonces el rey la amenazó: «Si no te casas conmigo, mataré a tus padres». Así que se casó con el hombre, pero mantuvo distancia física con él. Él intentó cortejarla, pero ella seguía diciendo: «No estoy casada contigo. Me casé con Shiva hace mucho. Él me visita y yo estoy con él. No puedo estar contigo».

Esto era demasiado para el rey y un día decidió: «¿Qué sentido tiene tener una esposa así? ¿Cómo se vive con una esposa que está casada con un hombre invisible, en otro lugar?». En aquella época no existía el divorcio formal y él estaba angustiado. No sabía qué hacer. Así que la llevó a su tribunal y le pidió que decidiera. Cuando el tribunal le preguntó, siguió hablando de su marido que estaba en otro lugar. Esto no era una alucinación, era 100% real para ella. Tu imaginación, si está potenciada por las energías vitales, se convierte en realidad, al 100%.

Akka Mahadevi escribió cientos de bellos poemas sobre Shiva y su veneración. Su devoción era tal que cada día le rogaba...

El rey se enfadó porque, delante de toda esa gente, su mujer afirmaba que su marido estaba en otra parte. Hace 800 años, socialmente no era algo fácil de llevar para un rey. Entonces, muy enfadado, le dijo: «Si ya estás casada con alguien, ¿qué haces conmigo? Todo lo que llevas, las joyas, la ropa, todo es mío. Déjalas aquí y vete». En aquellos días, en la India, a una mujer ni siquiera se le ocurría abandonar la casa de su marido, en absoluto. Pero, en plena asamblea del tribunal, Akka Mahadevi —una joven de 18 años—, dejó caer toda su ropa y se marchó. Se negó a llevar ropa a partir de ese día.

Akka Mahadevi escribió cientos de bellos poemas sobre Shiva y su devoción. Su devoción era tal que todos los días le suplicaba: «Shiva, no dejes que me llegue comida. Deja que mi cuerpo exprese también el anhelo y la angustia que siento por formar parte de ti. Si como, mi cuerpo estará satisfecho. Mi cuerpo no sabrá lo que siento. Que ningún alimento venga a mí. Si llega comida a mis manos, que caiga al barro antes de llevármela a la boca. Si se cae en el barro, ¡la  tonta que soy!, antes de recogerla, que venga un perro y se la lleve». Esta era su oración diaria.

Los devotos son un tipo de gente completamente diferente. Solo tienen un pie en este mundo. Sus formas de vida y el poder con el que existen son completamente de otro mundo.