Neeti Mohan: Sadhguru, desde que soy madre, siento que me he vuelto más intuitiva con la madre tierra, con tantas cosas, con la vida. Al mismo tiempo, como madre, tengo muchas expectativas sobre mí misma. Y respecto a la madre tierra también hay muchas expectativas. Seguimos utilizándola y, aún así, pensamos que ella seguirá dándonos amor incondicional.

Pero, en algún lugar, me siento agotada como madre, y estoy segura de que nuestra madre tierra —ya que hablamos de Salvemos el Suelo— también se siente agotada. Quería saber tu opinión sobre esto.

Del amor y los límites

Sadhguru: Ni el amor de nuestra madre por nosotros ni la compasión de la Tierra hacia nosotros son incondicionales. Hay muchas menos condiciones que en otras relaciones, pero aun así hay condiciones. Nada es incondicional. No podemos hacer lo que sea que queramos y esperar que el planeta o nuestra madre nos cuiden. Tanto nuestra madre como el planeta Tierra tienen un límite. Si valoramos la vida y sus aspectos más sutiles, nunca deberíamos cruzar ese límite.

Ni el amor de nuestra madre por nosotros ni la compasión de la Tierra hacia nosotros son incondicionales.

Cuando nos sentamos aquí, nos sentimos completos por nosotros mismos. A medida que crecemos y nos hacemos fuertes, puede que sintamos que no necesitamos a nadie, pero nacimos de otra persona. Tal vez ahora sea muy difícil imaginar lo indefensos que éramos entonces. Si nuestra madre nos hubiera abandonado en ese momento, todo habría terminado para nosotros. Hoy en día, estamos de pie y somos capaces de muchas cosas, pero es esa base la que nos ha impulsado para llegar a donde estamos ahora. Esto es válido tanto para tu madre, como para el suelo y el planeta. Incluso si viajas hacia el espacio, la nave espacial ha sido extraída del planeta.

Los científicos desafían a Dios

Déjame contarte un chiste. Cierto día, del año 2060, unos científicos pidieron una cita con Dios. La consiguieron, fueron allí, y le dijeron a Dios: «Oye, viejo, lo has hecho bastante bien con la creación. Pero ahora nosotros también podemos hacer todo lo que haces tú. Así que, es hora de que te jubiles».

Dios los miró y dijo: «Ah, ¿con que así es? ¿Qué es lo que pueden hacer?».

Los científicos recogieron un poco de tierra, fabricaron la figura aproximada de un niño humano, hicieron todo tipo de cosas y, en unos pocos minutos, el niño cobró vida.

Dios lo vio y dijo: «Es bastante impresionante. Pero primero, consigan su propia tierra».

El origen de la vida en la Tierra

El suelo es el material más mágico, no solo del planeta, sino de todo el universo. De él surgen gusanos, insectos, árboles, pájaros, animales y seres humanos. Este es el único lugar en el universo donde, si siembras muerte, brotará vida. Si entierras algo que está muerto, verás vida brotar a su alrededor.

Este cuerpo que llevamos es el suelo sobre el que caminamos. Incluso si no has hecho nada significativo o ecológico en tu vida, aún puedes hacer algo ecológico cuando mueras: debes devolver el cuerpo a la tierra. No debes dejarlo en el aire o dentro de una caja metálica. Este cuerpo ha venido del suelo y debe volver al suelo.

Esto no es una filosofía: la vida en este planeta es esencialmente un ciclo del carbono. Algunos activistas climáticos en línea creen que el carbono es un veneno. Sin embargo, tú y yo, un árbol… toda la vida está hecha de carbono. El ciclo del carbono es necesario para que la vida suceda.

El suelo es el material más mágico, no solo del planeta, sino de todo el universo.

¿Cuál es la principal fuente de carbono para la vida en este planeta? ¿Qué es lo que impulsa y mantiene esta circulación? Según estimaciones científicas, hace más de tres mil millones de años surgió vida microbiana unicelular, y evolucionó lentamente hasta transformarse en algas, hongos, etc. Luego, ciertas bacterias se convirtieron en las primeras formas de vida del planeta capaces de utilizar la energía constante del sol para crear energía, alimento y vida.

Fue entonces cuando comenzó la fotosíntesis. Este proceso captura el carbono del entorno y lo transforma en azúcares carbonatados. Esto da lugar a un proceso constante de complejo intercambio con la vida microbiana. Los primeros 40 a 50 centímetros de suelo son mucho más complejos y sofisticados que cualquier sistema de telecomunicaciones o bolsa de valores que se haya inventado en este planeta.

El ciclo del carbono en la vida

Hoy en día, es ampliamente conocido que no puedes digerir los alimentos que comes sin la ayuda de la microbiota intestinal. Solo un poco más del 40% de tu cuerpo es la genética que heredas de tus padres; casi el 60% restante corresponde a células microbianas. Nuestra vida es una consecuencia de lo que está sucediendo en el suelo. En esta cadena de carbono, nosotros somos solo un eslabón, y el suelo es un eslabón fundamental.  Si rompes uno de los eslabones, la cadena se desmorona. Esto es lo que está ocurriendo ahora mismo con el suelo.

Nuestra vida es una consecuencia de lo que está sucediendo en el suelo.

Antes de que empezáramos a hablar sobre el suelo, la mayoría de las personas eran felizmente ignorantes al respecto. En muchos sentidos, ya sea GreenHands Project (Proyecto ManosVerdes), Rally for Rivers (Rally por los Ríos) o Cauvery Calling (El Llamado del Río Cauvery), todos tienen que ver con el suelo. Primero hablamos del agua porque puedes relacionarte con ella con más facilidad.

Por mencionar un ejemplo, ahora mismo, los arroyos que rodean el centro de yoga siguen fluyendo, incluso después de dos meses y medio sin lluvia. ¿Cómo es posible? En esta montaña no hay glaciares que se derritan lentamente. ¿De dónde viene el agua? Esto se debe a que el suelo allí arriba, en la montaña, tiene un contenido orgánico que oscila entre el 60% y el 70%. Esto permite que el suelo retenga agua durante todo un año y luego la libere poco a poco.

Es urgente actuar ahora

El estado actual del suelo agrícola en nuestro país es tal que, en un 62% de los casos, el contenido orgánico es inferior al 0,5%. Esto significa que nuestras tierras agrícolas están al borde de la desertificación. Incluso en el sur de Europa, apenas supera el 1,2%, y en el norte de Europa, ronda por el 2%. En Estados Unidos, se estima que casi el 50% de la capa superficial del suelo ha desaparecido.

Nuestras tierras agrícolas están al borde de la desertificación.

El valor nutricional de los alimentos que consumimos se ha reducido entre un 70% y un 90% desde 1920. La situación del suelo no es ninguna broma, pero tampoco es el fin del mundo. Si hacemos las cosas bien durante los próximos 10 a 15 años, podemos revertir significativamente su curso.

Tener la posibilidad de revertir esto es un desafío, una responsabilidad y un privilegio para esta generación. En este momento, un promedio de 27.000 especies de microbios se extinguen en el planeta cada año. A este ritmo, en 30 a 40 años llegaremos a un punto en que, si intentamos regenerar el suelo, vamos a necesitar otros 150 a 200 años. Nos encontramos en un momento crucial. Si actuamos ahora, en 15 o 20 años podremos lograr un cambio significativo. No podemos retrasarlo más. Tiene que suceder ahora.