Sadhguru: Alguien me preguntó hace unos días si yo soy un fan de Shiva, el Adiyogi. Un club de fans comienza cuando las emociones de la gente se enredan con alguien. Definitivamente no soy su fan. Entonces, ¿qué es? Lo verdadero es otra cosa, pero déjame razonar esto contigo.
En última instancia, en cualquier generación, un ser humano individual es valorado por la contribución que ha hecho a esa generación o a las generaciones venideras. Ha habido muchas personas maravillosas en este planeta que han contribuido a la vida de otras personas de muchas maneras. Alguien trajo una ola de amor, alguien trajo una ola de meditación, alguien más trajo una ola de bienestar económico, dependiendo de la necesidad de los tiempos.
Por ejemplo, Mahatma Gandhi —con todo respeto hacia él, esto no es para menospreciarlo—, porque era antes de la independencia, sus métodos, su modo y su forma de actuar lo elevaron a un cierto nivel. Era el hombre adecuado e hizo cosas increíbles para la época, pero él no siempre sería relevante. O Martin Luther King, para aquellos tiempos, como había discriminación, fue muy significativo; pero, si no hubiera habido esos problemas en la sociedad, habría sido solo un tipo más.
Si nos remontamos a la historia, ha habido muchos grandes hombres, pero fueron significativos en gran medida debido a los trastornos de la época, a la necesidad de la época o a cierta depravación de la época. Si miras a Gautama el Buda, debido a que la sociedad estaba tan envuelta en procesos ritualistas, cuando llegó con un proceso espiritual sin un ritual, fue un éxito instantáneo. Si esta hubiera sido una sociedad sin muchos rituales, él no habría sido novedoso en ningún sentido y no habría sido tan significativo.
En muchos sentidos, Krishna fue de gran importancia. Pero, aun así, si no hubiera habido luchas en esa sociedad, si no hubiera habido peleas entre los Pandavas y los Kauravas, él habría sido solo una influencia muy local. No habría llegado a ser tan grande. O un Rama, si su esposa no hubiera sido secuestrada, habría sido solo un rey más, tal vez recordado como un muy buen rey u olvidado por la gente después de algún tiempo. Si toda la guerra y el incendio de Lanka no hubieran ocurrido, su vida no habría sido de mucha relevancia.
La importancia de Adiyogi o Shiva es justamente esta: no ocurría ninguno de esos eventos. No había guerra, no había contienda. No atendía a las necesidades del momento. Proporcionó herramientas y métodos para evolucionar la consciencia humana de una manera tal que son relevantes para todos los tiempos. Cuando la gente está privada de comida, amor o paz y tú les proporcionas lo que les falta, podrías convertirte en el fenómeno del día. Pero, cuando no hay tal privación, lo que es relevante para un ser humano es, en última instancia, cómo mejorarse a sí mismo.
Le dimos el título «Mahadeva» solo a él, porque la inteligencia, la visión y el conocimiento detrás de ello son insuperables. No importa dónde hayas nacido, qué religión, casta o credo tengas, si eres hombre o mujer: estos métodos se pueden utilizar para siempre. Aunque la gente lo olvide, tendrán que emplear los mismos métodos porque no dejó nada sin explorar dentro del mecanismo humano. No dio una enseñanza. No dio una solución para ese tiempo. Cuando la gente acudía a él con ese tipo de problemas, él simplemente cerraba los ojos y mostraba un desinterés absoluto.
En cuanto a percibir la naturaleza del ser humano, en cuanto a encontrar un camino para cada tipo de ser humano, es literalmente una contribución eterna; no es una contribución del momento ni para el momento. Creación significa que lo que no era nada se anudó en algo. Él descubrió una manera de desatar esta creación en un estado de no creación.
Por eso le dimos el nombre de «Shi-va», que significa ‘lo que no es’. Cuando «lo que no es» se convirtió en algo o en «lo que es», hemos llamado a esa dimensión Brahma. Shiva fue llamado así porque proporcionó un método, un modo —no solo uno, sino todas las formas posibles de alcanzar la liberación final—, lo que significa pasar de algo a nada.
Shiva no es un nombre, es una descripción. Al igual que decir que alguien es un médico, un abogado o un ingeniero, decimos que él es Shiva, el des-hacedor de la vida. Esto se malinterpretó ligeramente como destructor de la vida. Pero, en cierto modo, es correcto. Lo que ocurre es que, cuando se utiliza la palabra «destructor», la gente lo percibe como algo negativo. Si alguien hubiera dicho «liberador», se habría percibido como algo positivo. Poco a poco, «des-hacedor» se convirtió en «destructor» y la gente empezó a pensar que es negativo. Llámalo como quieras, a él no le importa: esa es la naturaleza de la inteligencia.
Si tu inteligencia se eleva a cierta altura, no necesitarás ninguna moralidad. Solo cuando falta la inteligencia, debes decirle a la gente lo que no debe hacer. Si la inteligencia de alguien se ha elevado, no necesita que le digan qué hacer y qué no hacer. Él no pronunció ni una sola palabra sobre lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer. Los yama y niyama del sistema yóguico son obra de Patanjali, no de Adiyogi. Patanjali llegó mucho más después.
Patanjali es relevante para nosotros solo porque el yoga se había diversificado en demasiadas ramas, hasta el punto de la ridiculez. Igual que hace 25 o 30 años, si querías un chequeo médico, se necesitaba solo un médico. Hoy necesitas de 12 a 15: uno para tus huesos, uno para tu carne, uno para tu sangre, uno para tu corazón, uno para tu ojo; esto aumentará.
Digamos que, dentro de otros cien años, nos especializamos tanto que, si necesitas una revisión médica, necesitas 150 médicos. Entonces no querrás ir porque, para cuando consigas 150 citas, las completes y calcules 150 opiniones, no valdrá la pena. Entonces alguien hablará de asimilar todo esto y convertirlo en un médico de familia. Esto es lo que hizo Patanjali.
Dicen que había cerca de 1800 ramas de yoga en ese momento. Si tuvieras que pasar por todo el proceso, habrías tenido que asistir a 1800 escuelas y hacer 1800 tipos diferentes de yogas. Se volvió poco práctico y ridículo. Así que Patanjali vino y lo puso todo en 200 sutras para practicar solo ocho ramas de yoga. Si no hubiera existido semejante situación, Patanjali no sería relevante. Ese no es el caso de Adiyogi o Shiva porque, no importa la situación de la vida, él siempre es relevante. Por eso es Mahadeva.
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