«T ratamos de establecer sistemas en el mundo donde usemos la violencia verbalmente y nunca le jalemos el pelo a nadie. Esto es lo que llamamos un "proceso democrático", donde existe una constante guerra de palabras. No te ofendas por las palabras porque, si quitas el privilegio de la guerra verbal, se traducirá en guerra física». Por eso es muy importante que entrenes a todo el mundo para tener una lengua afilada. La gente debería aprender a usar efectivamente su lengua contra los otros porque, cuando no tienen la capacidad de articular su ira, insatisfacción y frustración, utilizarán las manos. Hasta que no lleves a la humanidad a tal espacio en el que todo el mundo sea Sadashiva —nada en su interior—, tener una lengua afilada es un arte. No es la mejor solución, pero es una solución provisional.

Si las herramientas de violencia que tenemos hoy en día se utilizan sin esta capacidad de usar el filo de la lengua en los parlamentos y en los debates de las Naciones Unidas... ¡Oh! ¡Destruirías el mundo varias veces! Eso no sucede porque las sociedades modernas han aprendido a usar el filo de su lengua; podemos decir cosas desagradables del otro de forma civilizada. Hoy en día, si ni siquiera tienes el valor de decirlo delante de la otra persona, puedes escribirlo en un blog. Sentado en tu casa, puedes decir las cosas más desagradables posibles. No importa si es verdad, si alguien va a leerlo o no, si tiene sentido o no tiene sentido. Simplemente dices algo.

No estoy diciendo que debas insultar a los demás. Lo que digo es que, si hablas, escribes o debates, ¡al menos no harás explotar una bomba! 

No estoy diciendo que debas insultar a los demás. Lo que digo es que, si hablas, escribes o debates, ¡al menos no harás explotar una bomba! Haces explotar una bomba porque no sabes cómo expresar tu punto de vista. Las bombas que explotan, al menos ahora en la India, son intentos de hacer una declaración. «¡Bum! Dieciséis personas muertas, cien personas heridas; se ha hecho una declaración. Después de todo, solo hemos matado a dieciséis; podríamos haber puesto un camión bomba, en lugar de un coche bomba o una bicicleta bomba, y haber matado a 2000». Este argumento está ahí. Al menos deberíamos educarlos para que sean capaces de hacer una declaración verbal lo suficientemente fuerte como para no tener que hacer una bicicleta bomba. Sea cual sea su declaración, que la suelten. No tienes que matar a dieciséis personas.

Toda sociedad tiene que esforzarse constantemente por mantener baja la violencia en la medida de lo posible. Mantenerla al mínimo es lo mejor que podemos hacer hasta que llegue un día, una posibilidad, en que podamos iluminar al mundo entero. No soy un pesimista, pero no soy tan estúpido como para pensar que eso va a ocurrir durante mi vida. Solo pienso que, incluso si florecen unos pocos cientos de personas, es fantástico, porque lo multiplicarán aún más. Nuestras posibilidades son buenas, muy buenas en realidad. En este momento, Samyama está en marcha; definitivamente estamos creando personas que estarán desprovistas de violencia.

Amor y gracia,

Nota del editor

En el siguiente video Sadhguru responde a una pregunta del empresario y matemático checo Karel Janeček, sobre la causa fundamental de la guerra entre Rusia y Ucrania, y lo que debemos hacer para ponerle fin.