Sadhguru: La palabra karma evoca diferentes tipos de comprensión en la mente de las personas. Karma significa acción. La acción es en muchos niveles diferentes. Hay acción física, mental, emocional y energética que podemos llamar karma. Si la acción se hunde en una dimensión más profunda que estas cuatro, entonces la llamamos kriya. Así que tanto karma como kriya significan acción, pero karma es ese tipo de acción que deja una huella o impacto residual en el sistema. Esto significa que la memoria y la química de esa acción permanecen. Kriya es un tipo de acción que se imprime en una dimensión completamente diferente y comienza a desmantelar el residuo kármico que se ha acumulado en el sistema.

El karma es de muchos tipos, muchas capas diferentes y muchas dimensiones diferentes. Las acciones que tu padre realizó están operando y pataleando en tu interior de muchas maneras diferentes, no solo en tu situación, sino en cada célula de tu cuerpo. Muchos de ustedes pueden haber notado que, cuando tenías dieciocho o veinte años, te rebelabas completamente contra tu padre o tu madre, pero al llegar a los cuarenta o los cuarenta y cinco, empezaste a comportarte igual que ellos. Hablas y actúas como ellos. Esa es una manera incompetente de vivir porque, si la vida se va a repetir, si esta generación se va a comportar, actuar, vivir y experimentar la vida de la misma manera que la generación anterior, esta es una generación desperdiciada.

Esta generación debe experimentar la vida de una manera que la generación anterior nunca ni siquiera se imaginó. No haciendo una locura, sino la forma de experimentar la vida debe llevarse al siguiente nivel.

La memoria de la vida

Pero el karma no es solo tuyo o de tus antepasados. El primer pedacito de vida unicelular, el karma de esa bacteria o virus también está actuando dentro de ti hoy. En un cuerpo de tamaño normal tienes aproximadamente 10 billones de células humanas. Pero, en tu cuerpo, hay más de cien billones de bacterias: ¡te superan en número de uno a diez! Solo en la piel del rostro, hay 18 000 millones de bacterias. ¿No te alegras de no verlas?

Un porcentaje importante de ti es, en realidad, bacterias. Y el tipo de bacteria que tienes conlleva un determinado patrón de comportamiento dependiendo del tipo de bacteria que tenían tus antepasados. La forma en que las bacterias se comportan en tu cuerpo y en algún otro cuerpo es muy diferente y depende de esta memoria.

Así que heredas incluso las bacterias con una cierta cualidad. Ellas también llevan un cierto contenido kármico y se comportan y hacen que la cualidad de tu vida sea de una manera determinada. Así que el karma no tiene que ver con algo bueno o malo que hayas hecho. El karma es la memoria de la vida. La estructura misma del cuerpo se debe a que hay memoria de la vida desde ese animal unicelular hasta cualquier otra forma. Es un hecho médico que, dentro de tu cerebro, hay un cerebro reptiliano que es casi del tamaño del cerebro de un cocodrilo. ¿Ahora entiendes por qué vas gritándole a todo el mundo?

Todas las grandes ideas que tenías sobre ti mismo son muy falsas. Por esto te dijimos: «Todo es maya», porque la forma en que las cosas están sucediendo dentro de ti es tal que casi todo lo que haces está controlado por la información del pasado.

«¿Significa eso que estoy irremediablemente enredado?». Enredado, sin duda; pero no irremediablemente. De ser un Pashupata, una expresión compuesta de la naturaleza animal —desde ese animal unicelular hasta el más evolucionado—, existe la posibilidad de convertirse en un Pashupati: alguien que puede dejar todo esto atrás y trascender. Dentro del sistema humano, el esqueleto básico del sistema —no el esqueleto ortopédico, sino el esqueleto energético— o el plano básico de la energía tiene 112 chakras o puntos de unión donde se mantiene unido.

Todos estos chakras funcionan según la influencia del residuo kármico o de la memoria del pasado dentro del sistema, lo que hace que ocurra este proceso de vida. Pero hay otros dos chakras fuera del marco físico del cuerpo que generalmente permanecen muy al mínimo o casi inactivos en la mayoría de las personas. Pero, si haces suficiente sadhana, se activan.

El chakra 114 vibra de una forma determinada que se ha descrito desde la antigüedad como el uróboro: el símbolo de una serpiente que se traga su propia cola. Puedes ver este símbolo en casi todas las culturas antiguas. En la India, lo puedes ver en todos los templos, lo puedes ver en Grecia, en Egipto y en los templos de Mesopotamia, en casi todas partes. Puedes ver el uróboro en todas las culturas antiguas que se centraban más en el más allá que en lo que hay acá.

En la actualidad, las matemáticas modernas utilizan el uróboro como signo del infinito. Así que el chakra 114 vibra en la forma del infinito. Y, si tus energías tocan esta dimensión dentro de ti, entonces cada acción, cualquier cosa que hagas es un proceso de liberación porque la acción ya no es tuya, es de naturaleza infinita. Si tus energías están dentro de los 112, cada acción que haces tiene un residuo, así que es mejor que hagas el tipo correcto de acción que deje un residuo agradable en ti.

El grito primigenio

Que la actividad te enrede o sea un proceso de liberación depende esencialmente de tu nivel de sadhana y también de la actitud y la volición con la que se realiza la acción. Si la gente trata de hacer sadhana sin realizar la actividad necesaria en sus vidas, la sadhana será una gran lucha.

Si intentas sentarte doce horas al día a meditar, al principio te parecerá una gran fortuna, pero en un mes te volverás loco. Si atraviesas esa locura, lo atravesarás todo, pero la mayoría de la gente se rinde cuando la locura surge en su interior, porque no es fácil. Este es el grito primigenio de tu padre, de tu abuelo, de tus antepasados y de las malditas bacterias. Todos ellos gritarán para encontrar expresión. No se quedarán callados. Puedes eliminarlos a todos, pero es un camino difícil que necesita mucha sadhana. O puedes distanciarte de ellos: los dejas que griten, pero no te molestan porque no los oyes. Estas son dos formas diferentes, pero no puedes ignorarlos porque laten en cada célula de tu cuerpo.

Distanciarte de todo eso requiere mucho trabajo o, simplemente, requiere devoción. Si tienes que hacerlo por ti mismo, cuesta trabajo. Si quieres ser llevado por la gracia, no hay trabajo pero no estarás en el asiento del conductor. Así que o bien aprendes a conducir —lo que implica muchos riesgos— o bien un conductor experto conducirá y tú podrás sentarte y dormitar en el asiento trasero. Mientras llegues allí, ¿qué importa cómo?

Extraído del libro de Sadhguru «Of Mystics and Mistakes» («De místicos y equivocados»). (Aún no está traducido al español).