Sadhguru: Lógicamente, alguien que nunca pone esfuerzo en nada debe ser el maestro de lo sin esfuerzo. Pero no es así. Si quieres saber qué es hacer algo sin esfuerzo, necesitas conocer el esfuerzo. Cuando llegas a la cima del esfuerzo, te vuelves sin esfuerzo. Solo una persona que sabe lo que es trabajar entiende el descanso. Paradójicamente, aquellos que siempre están descansando no saben descansar; solo se hunden en la monotonía y el letargo. Así funciona la vida.

Vaslav Nijinsky, a ballet dancer, in a scene from G̀isè

Hay una historia sobre Nijinsky, el bailarín de ballet ruso. Su vida entera era la danza. Había momentos en los que saltaba a alturas que parecían humanamente imposibles. Incluso si los músculos están en el máximo rendimiento, todavía hay un límite a lo alto que uno puede saltar. Pero, en algunos momentos, él parecía trascender incluso ese límite. La gente, a menudo, le preguntaba: «¿Cómo lo haces?». Él decía: «No hay manera de que yo pueda hacerlo. Cuando Nijinsky no está allí, solo entonces sucede». Cuando alguien, constantemente, da el cien por ciento, llega un punto en el que supera todos los límites y alcanza un estado de total sin esfuerzo. Lo sin esfuerzo no significa convertirse en un adicto al sillón y a la televisión. Significa trascender la necesidad de acción física. Alcanzas esto solo cuando puedes estirar tus límites al máximo y mantener el nivel más alto de esfuerzo.

Una degustación del más allá

Hoy en día, algunas personas declaran que les gustaría optar por el zen como camino espiritual porque piensan que significa no hacer nada. De hecho, el zen implica una actividad tremenda porque no está divorciado de la vida de ninguna manera. Por ejemplo, un monje zen puede tomar semanas para simplemente organizar piedrecillas en un jardín zen. Al realizar una actividad así, alcanzas un estado de no-hacer, donde trasciendes la experiencia de ser un hacedor. Es en tales estados que tienes una degustación del más allá. Si logras esos estados a través de una actividad intensa, como lo han hecho Nijinsky y muchos otros, esos momentos siempre serán apreciados como mágicos.

Intensidad sin actividad

Ardasidasana, postura yóguica

Pero, si llegas al mismo estado a través de la intensidad de la inactividad, entonces es una postura yóguica, y es un estado que puede mantenerse por más tiempo. La esencia misma de dhyana o la meditación, es que te empujas a la intensidad más alta posible donde, después de un tiempo, no hay ningún esfuerzo. Ahora, la meditación no será un acto, sino una consecuencia natural de la intensidad que se ha logrado. Puedes, simplemente, ser. Es en estos estados absolutamente no compulsivos de existencia, que se establece la atmósfera necesaria para el florecimiento de un individuo hacia una posibilidad cósmica.

Si nosotros, como sociedades e individuos, seguimos permitiendo que cada momento pase sin establecer la atmósfera para tal floración, habremos desperdiciado una enorme posibilidad. La única razón por la que hay tanta charla infantil sobre el cielo y sus placeres, es porque no se ha explorado la inmensidad de ser humano. Si tu humanidad se desborda, la divinidad te seguirá y te servirá. No tiene otra opción.

Nota del editor: El anterior es un extracto del libro «Ingeniería interior: Guía yogui para alcanzar la alegría y el gozo», escrito por Sadhguru. «Ingeniería interior» ofrece un medio para crear las situaciones internas exactamente como las quieres, convirtiéndote en el arquitecto de tu propia alegría. ¡Ordena tu copia ahora! Disponible en amazon y buscalibre.