¿La mente es un milagro o un desastre? Sadhguru habla sobre el gnana yoga, el camino del «conocimiento», y si la mente es capaz de llevarnos a lo divino, el destino final.

Sadhguru: En los tiempos modernos, la mente humana se ve cada vez más como una fuente de tormento en lugar de maravilla. Desafortunadamente, una fuente de magia se ha convertido en un desastre, un instrumento milagroso se ha vuelto una máquina de fabricar miseria.
 

¿Cómo se convirtió la mente en un circo? Dado que el gnana yoga —el camino del «conocimiento»— es considerado como un camino de larga tradición hacia lo divino, ¿qué fue lo que falló? ¿La mente ya no es capaz de llevarnos a nuestro destino final?

Todos los seres humanos son capaces de convertirse en los únicos arquitectos de su vida interior, si supieran cómo usar la mente. El problema es solo que su mente no recibe instrucciones de ellos. Imagina a un hombre de las cavernas golpeando el teclado de una computadora: ¡el resultado se vería como una serie de groserías! Eso resume la forma en que la mayoría de la gente usa sus mentes.

La esencia del intelecto

Un yogui gnana comienza usando su intelecto, pero pronto se da cuenta de las limitaciones de esta facultad. La función del intelecto es esencialmente reciclar los datos recogidos del mundo exterior a través de los órganos de los sentidos. En resumen, el intelecto es pura tecnología de la información. Es un instrumento maravilloso, y absolutamente vital para nuestra supervivencia. Ha contribuido inmensurablemente a la cultura y la civilización humanas.

Un yogui gnana comienza usando su intelecto, pero pronto se da cuenta de las limitaciones de esta facultad.


Sin embargo, el problema hoy en día es que el intelecto ha asumido un papel desproporcionadamente importante. La esencia del intelecto es dividir. Así que la humanidad se ha embarcado en un viaje de disección masiva. Hemos dividido todo, incluyendo el átomo invisible.

Hemos olvidado que la lógica humana es necesariamente limitada porque se basa en información fragmentada e inexacta de nuestros órganos sensoriales. Se dice que, cuando los primeros barcos europeos llegaron a América del Norte, las tribus nativas podían ver a la gente que se acercaba a ellos, pero no podían ver el barco. Esto era simplemente porque nunca antes habían visto un barco. Ya sea que esta historia sea verdadera o apócrifa, es un hecho que, si no hay información previa sobre un objeto en tu mente, ni siquiera puedes percibirlo. No es la religión la que nos dice esto, sino la neurociencia moderna.

Aproximándonos al infinito

El yogui gnana comienza a darse cuenta de que, cuando se trata de la dimensión mística, el intelecto no tiene relevancia. Él ve que, por muy grande que sea el volumen, los datos reunidos por el intelecto siempre serán finitos. Es imposible acercarse al infinito a través de lo finito. Y así, el yogui gnana aprende a usar el intelecto de la misma manera que un borracho usa un poste de luz —para apoyarse y no para iluminarse—. No busca un doctorado para validar el conocimiento que ha acumulado. En lugar de eso, entiende que el intelecto es un instrumento de análisis, no de percepción. Para percibir, se requiere otra facultad.

Al mismo tiempo, probablemente en ningún otro lugar del mundo se ha utilizado el intelecto con la precisión arrolladora con que se ha usado en la India. El subcontinente indio ha visto la lógica metafísica en su máxima expresión. Los sofisticados niveles del filosofar vedantino pueden dejarte mareado e intoxicado. Pero poco a poco, los verdaderos sadhakas se dan cuenta de que toda la excitación embriagadora realmente no los lleva a ninguna parte.

Inteligencia pura

Gradualmente, aquellos en el camino del gnana yoga aprenden a acceder a la dimensión más profunda de la inteligencia humana, que los conecta con la base misma de la creación. Este reino se conoce como chitta. Se dan cuenta de que, si empapas tu intelecto en chitta —la consciencia no manchada por la memoria—, el intelecto puede hacerse muy afilado, convertirse en una herramienta milagrosa de dicha y liberación, y llevarte sin esfuerzo hasta lo supremo.

Aquellos en el camino del gnana yoga aprenden a acceder a la dimensión más profunda de la inteligencia humana, que los conecta con la base misma de la creación. Este reino se conoce como chitta.

Si miras tu cuerpo, te das cuenta de la fábrica química increíblemente compleja que es. Es innegable que hay una inteligencia profunda manejando esta gran danza química. Pero, ¿crees que alguna vez serás capaz de llevar a cabo esta danza química de forma intelectual? ¡No puedes manejar ni una sola célula en tu cuerpo de esa manera!

La danza fenomenal de química y neuronas dentro del sistema humano la dirige nada menos que chitta o la inteligencia pura. Y esta inteligencia pura no es diferente de lo que llamamos Dios o el Creador. Si operas con la camisa de fuerza de la lógica, solo te quedas siendo un payaso en el circo de la vida. Pero cuando operas desde la dimensión ilimitada de chitta, te conviertes en un participante dichoso en el proceso de la vida. La mente ya no es un circo. Ahora, la vida es nada más que una danza —una danza magníficamente coreografiada— entre tú y todo el cosmos.

Nota del editor: Sadhguru explica que, solo si hacemos de ella «nuestro asunto» y transformamos este desorden descoordinado en una sinfonía bien coordinada, seremos capaces de usar la mente, en lugar de ser utilizados por ella.